Hoy es San José, así que vamos a empezar felicitando a todos los Josés, Josefas, Pepes, Pepas y en especial a todos los papás, papis, aitas y aitatxus.
Y como homenaje al primer hombre de nuestra vida, a nuestro héroe, al cabeza de familia, vamos a dedicar este post al Padrino (¡el de la Mafia no, pordiosesss!) me refiero al padrino de la boda.
Por lo general el encargado de acompañar a la novia al altar suele ser el padre de la novia. Este es un momento cargado de emoción para los padres que ‘entregan’ a sus niñas a sus futuros maridines. Hasta a los papis más reservados se les escapa una lagrimilla ¡me consta que a mi padre se le metió algo en el ojo!
Otra gran responsabilidad del padrino es llevar las alianzas (¿os acordáis de la escena de “Cuatro bodas y un funeral” en la que Hugh Grant olvida los anillos? jajaja). El primer brindis del banquete y el segundo baile con la novia también le corresponden al padrino.
Y dicho todo esto sólo me falta felicitar a mi padre, que ha hecho (y sigue haciendo) tanto por mí (¡incluso ponerse corbata el día de mi boda sin habérselo pedido!) y al padre de mi pequeño, que posaba así de orgulloso con su ‘miniyo’ en la City hace un año.
¡Feliz día!
*En la primera fotografía, mi padre y yo entrando en el restaurante donde nos casamos. Ese día batimos un récord en velocidad, estaba tan acelerado que me llevó a toda prisa mientras me decía ”¡Vamos, que ya empieza!”
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