Hoy, como cualquier otro día, es un buen momento para reivindicar el medioambiente. Así suele suceder con todos los Días Mundiales, que uno ya no sabe si se crearon para concienciar o como simple confesionario en el que exculparnos una vez al año. En realidad todos los días son «Días Mundiales de...». No obstante, con los tiempos que corren, en los que recuperar la senda del crecimiento económico a cualquier coste (ambiental, social, etc.) para dictar la pauta política, es necesario reclamar con más ímpetu si cabe la preservación de nuestro entorno natural.
Posiblemente se en España, un país en el que las políticas públicas tienden a ser cortoplacistas por definición, donde se tenga que hacer mayor hincapié en el desarrollo de una concienciación ecológica. El país de «la milonga de la economía sostenible», Eurovegas, la reforma de la ley decostas, etc. necesita como el que más un código ecológico férreo, así como crear nuevas herramientas de control eficaces y reforzar las ya existentes, las cuales obliguen a las instituciones a preservar los valores intangibles del territorio.
Tenemos que seguir enfrentándonos al afán edilicio de los motores económicos de este país. Hacerles comprender que los terrenos vírgenes que rodean los municipios no son suelo vacante, si no paisaje. Convencerles de que la lucha contra el paro también se puede realizar desde unas premisas ecológicas y ambientalmente comprometidas. Que entiendan que un paisaje es algo más que un género pictórico.
Lo sabemos, este es un reto diario, una labor constante, no una mera epifanía en la que purgamos nuestros pecados. Pero también somos conscientes de que hay que saber aprovechar estos resquicios que, de vez en cuando, nos sirven de altavoz a nuestra práctica diaria. Es por ello que hemos querido dedicarle unas líneas a esta onomástica ambiental, y así añadir nuestro granito de arena en esta fecha tan señalada.
Imagen: ¿Estamos dispuestos a que estas estampas puedan desaparecer a cambio de una subida del PIB? (fuente: Paisaje Transversal)