Hay muchas maneras para enviar mensajes y para ayudar a la personas para reflexionar sobre todo durante los periodos cruciales durante el año, asì como la Navidad.
Hay la manera de los que salen salen lejos, envolvendo escritores, politicos, profetas y poetas para lograr convencer a todos que ellos saben entendir mejor que otros el sentido profundo de estos eventos.
Caras misticas, suspiros de bibliófilos, charlar con infinidad de frases y palabras dificiles, opiniones como los sabelotodoso, complicadas, imposibles si no hasta apocalípticas. Solucionar los problemas del mundo, con la gafas de sol, también por ellos no es una cosa entre las más evidentes.
Hay una segunda manera más artesana, poco áulico que se conforma con caminar a ras de tierra, molestando cabezas algo ilustres, preocupado de no echar el tiempo y de no engañar a la pobre gente es decir los que cada día resisten fatigosamente con mil euros ganados.
Inútil decirvos que yo estoy en la segunda categoría. Por lo tanto os mando, a mi manera, una reflexión sobre la Navidad, robándola a un correo que me fue enviado en estos días. Ahí está.
En una entrevista publicada en la revista "Rolling Stone", el periodista Jonathan Cott le contó a Bob Dylan que el rabino Dov Baer quiso repetir que hay tres cosas que se tienen que aprender de un niño y siete que se tienen que aprender de un ladrón.
De un niño se tiene que aprender:
1. a ser felices
2. a no permanecer cruzados de brazos
3. a gritar fuerte para conseguir lo que se quiere (hambre, fría, más atención de los padres).
De un ladrón se tiene que aprender:
1. a trabajar por la noche;
2. si no se logra obtenir en una noche lo que se quiere, intentar la proxima noche;
3. a respetar los colegas, como los ladrones se respetan entre ellos;
4. a poner en juego la propia vida aunque el resultando es misero;
5. a no dar demasiado valor a las cosas que, ni siquiera a las por lo que se pone en riesgo la vida para ganarlas, así como un ladrón vende el robo por una pequeña parte de su valor;
6. a sufrir palizas y torturas a pesar de ser fieles a su propia naturaleza;
7. a cree a su ocupación sin querer cambiar con otras.
Esta es una entre las más cariñosas y claras descripciones del comportamiento que cada uno de nosotros debería asumir delante de los grandes y pequeños acontecimientos que nos reserva la vida, Navidad y Nochevieja incluidas.
Por las primeras tres actitudes del niño no hay necesidad de cambiar nada, no porqué los niños siempre tengan razón pero porque son cosas muy simpáticas y que nosotros adultos deberíamos utilizar siempre más en calidad y cantidad.
Sobre los segundos siete exhortaciones, para no escandalizar a nadie, querría reemplazáis la palabra ladrón con otras más cercanas a nosotros, como: padre, profesor, cura, educador, alcalde, médico y otras.
Es una modo extraña para las felicitaciones por la Navidad pero me encantó la simpatía y la sencillez de una propuesta que pone en juego el cómico, el trágico y lo normal.
¡Feliz Navidad!
Don Andrea Mazzi, fundador de la Comunidad Exodus para la recuperación de los toxicómanos en Milán