Queridos amigos:
Para quienes vivimos apasionadamente el mundo de la comunicación –como profesores, profesionales, estudiantes o simples espectadores– el año 2011 ha sido un año de grandes titulares. Inauguramos el año con las revueltas en el mundo árabe (Egipto, Libia, Siria, Argelia...) en las que las redes sociales fueron la pieza clave. Poco después, estallaba en España el 15-M, una protesta de "indignados", con acampadas y manifestaciones, que desconcertó al gobierno y al sistema. También en marzo, un tsunami arrasó la costa oriental japonesa, destruyó la prefectura de Tohoku y provocó un grave incendio en la central nuclear de Fukushima; en los trabajos de extinción, los japoneses dieron al mundo una lección de serenidad, solidaridad y trabajo.
El 29 de abril el mundo entero pudo contemplar un cuento de hadas: la boda del príncipe Guillermo de Inglaterra con Catherine Middleton en la Abadía de Westminster. Tres días después, Bin Laden, cabeza del movimiento Al Qaeda, fue localizado y aniquilado en Islamabad, Pakistán. En julio, un fanático hizo explotar una bomba junto a la sede del gobierno de Oslo y después sembró el pánico en una campamento juvenil: murieron 87 personas. En agosto, la visita del Papa a España atrajo a casi dos millones de jóvenes a Cuatro Vientos, que tuvieron un comportamiento ejemplar: tras el fuerte temporal, rezaron con ante el Santísimo en un silencio sobrecogedor; y su noche de fiesta en Madrid no dejó apenas desperdicios (los recogieron antes de irse), y ni siquiera un coma etílico.
La crisis económica siguió azotando al mundo en 2011: Estados Unidos sufrió una crisis interna para aumentar su nivel de endeudamiento y la Unión Europea se metió en un avispero -del que aún no ha salido- para salvar la moneda del euro. El 20 de octubre nos levantamos con dos noticias de distinto signo: la revuelta libia localizó y dio muerte a Muammar Gaddafi, y ETA anunció al mundo su definitivo adiós a las armas. Justo un mes más tarde, España apostaba en las urnas por un cambio político, azuzada por el paro, la recesión y la incertidumbre.
A pesar de todo, ninguna de esas noticias ha sido tan luminosa como la que ahora se aproxima: la Noticia de la Navidad: la única verdaderamente importante, y la única que merece ser celebrada año tras año. En la tele, en Internet o en los periódicos quizás salga lo más superficial de ella, pero es en las cartas personales y los encuentros familiares -¡gran fracaso de los medios de comunicación!- donde esta Noticia crece y se comunica eficaz y amorosamente. Porque la comunicación, o es humana y en favor de las personas, o no es nada.
Que paséis unas muy felices fiestas de Navidad, y que los Reyes Magos nos traigan muchos regalos el año próximo, sobre todo a los más necesitados. Que se acabe la crisis y haya trabajo para todos; que cesen el hambre, la guerra, el terrorismo y la violencia; que la familia –tan castigada– salga fortalecida y recuperada; que se respete siempre la vida, desde su concepción hasta su muerte natural, también cuando parezca débil o limitada; que todos puedan dar a sus hijos la educación que desean, y que haya salud y amor en todos los hogares. Personalmente, me contentaré con el regalo de veros más a menudo y compartir un rato de felicidad.
Gracias por el 2011. Y que seamos un poquito mejores en el 2012. Sobre todo, que no perdamos la sonrisa ni un solo día.
Un fuerte abrazo navideño,
Alfonso Méndiz.