En Navidades me pongo nostálgica y yeyé, veo "La Navidad de Charlie Brown" e intento pensar en cómo serían las fiestas de allá cuando Maricastaña, cuando reinaba el capón y el turrón blando (que ahora nadie quiere, no lo neguéis) era un lujo desmedido y una fiesta para el paladar. Aprovechad estas fiestas para hablar con algún vejete, recordad las historias familiares, charlad con esa señora pesada que intenta entablar conversación en la cola de la pescadería. Por muchos recuerdos que conserven los libros y las fotos antiguas, no sirven de nada si no abrimos sus páginas, copón.
Desde aquí la Biscayenne os desea feliz Navidad y os da las gracias por seguir al otro lado de la pantalla aguantando su rollo. Ya que estamos lacrimógenos y sensibles, aprovecho para mandar un achuchón especial a todos los que se toman la molestia de escribirme contando sus historias o mandarme un libro apolillado, a los que me han dado nuevas oportunidades y a los que me confirman que hay mucha gente perra pero también amable, encantadora y generosa.
De regalo de Navidades os dejo un vídeo que vi hace poco y me recordó por qué escribo este blog. No salen morcillas, ni bizcochos o recetas, pero es hamor con h del bueno.