Miren cómo está el abeto que queda del lado septentrional de mi austera, aunque he de reconocer que altamente acogedora y admisiblemente cálida cabaña en Kufstein, en Baja Baviera.
Hace unos días se me ha adelantado mi secretario, porque, como pueden ver, ha nevado bastante y había mucho que arreglar aquí antes de mi llegada. Justamente acaba de salir Duvenand (espero que se haya abrigado bien) a recoger y cortar leña para intentar caldear un poco esto, ponerlo a punto. Salió, por cierto, sin decir palabra, eso sí, mascullando algo, intuyo, no demasiado en sintonía con el espíritu amable que se nos requiere en estas fechas.
Desde aquí, desde este retiro sagrado, con estas vistas hermosamente nocturnas, quietísimamente blancas, les quiero desear, de todo corazón, una Feliz Navidad y magnífico Año 2018.