1. Gracias por ser fuerte. Tu 1,940Kg y tus 47 cm te hacían parecer débil y delicado, pero eras y eres fuerte y te desarrollas normalmente. Gracias porque en mi debilidad y mi congoja de aquel parto que no soñé, tú mostraste la fortaleza que a mí me faltaba, te adaptaste a las circunstancia, a la soledad de tus primeras horas de vida, a nuestra separación, a mis miedos y mi angustia. Ahora soy más fuerte que hace un año y poco a poco lo voy superando.
2. Gracias por llorar tanto y tan seguido al principio, porque, aunque en aquellos momentos me abrumaba la desesperación de no conseguir calmarte, día a día fui aprendiendo a conocerte, y a ver en tus ojos el miedo que pudiste sentir cuando te sacaron de mi vientre tan pronto. Aprendí a consolarte y a consolarme a mí también.
5. Gracias por aceptar la alimentación complementaria con tanta naturalidad, por no rechazar ningún alimento y por ponerle intención y voluntad en mi empeño por conseguir la introducción de sólidos. Nuestra BLW va lenta pero avanzando, y es muy divertido ver como poco a poco vas cogiendo destreza llevándote los alimentos a la boca. Me siento orgullosa de ti. Pero por favor, hijo, ¡mastica! Qué menudos sustos me das con eso de engullir sin masticar.
6. Gracias por dormir. Superados los 3 meses empezaste a dormir muy bien, sobre todo por las noches. Y así sigues, con tu cabezadita mañanera, tu siesta de dos horas por la tarde y tus once horas de sueño durante la noche. Gracias por compartir la cama conmigo en nuestro particular colecho, y por dormir en tu cuna cuando mi dolorida espalda necesita descansar. Y gracias por esas pedazo de siestas que nos echamos juntos.
7. Gracias por ser tan guapo. Que a lo mejor no está bien que yo lo diga, pero es que eres bonito. Y además, simpático, que ¡anda que no te gusta ná llamar la atención de la gente para que te digan cositas y tú repartir sonrisas! Y con lo que te gusta hablar, que si papá, mamá, nené, tatá, tili tili tili y otras onomatopeyas, pedorretas y grititos, difícil es que alguien no se te acerque a echarte un piropo. ¡Guasón! Y ahora le vas enseñando a todo el mundo con tu dedito que cumples un añito, ¡si es que estás pa comerte!
8. Gracias por gatear. Un logro más. Otras cosas no han ido como a mí me habrían gustado o como había imaginado, pero con el gateo estás hecho un crack, lo haces muy bien, pero corres mucho (más de un morrazo te has dado contra el suelo porque te han fallado las manos). Aunque ahora todo tu afán se centra en estar de pie y desplazarte agarrado, ya mismo te lanzarás a caminar!
9. Gracias por compartir conmigo la música y el cante. Ya "venías" conmigo a mis ensayos y actuaciones con el coro durante el embarazo, y sigues viniendo ahora. ¡Qué bien te lo pasas! Cantando, tocando las palmas, riendo... Mis compañeras te adoran y eres uno más del grupo. Espero que el gusto por la músca te acompañe siempre (para eso también está el tito César que te toca las palmas y el cajón). Yo, por mi parte, seguiré cantándote (incluso cuando paseamos por la calle y la gente me mira raro).
10. Gracias por ponerte malito y llevarlo tan bien. Tu primer resfriado llegó a los siete meses acompañado de una bronquiolitis y seguido de un proceso viral que te puso a más de 39º de fiebre. Aún así, no se te notaba en el ánimo. Y cuando echaste ocho dientes seguidos entre los 6 y los 9 meses, te quejaste poco, aunque yo sufrí varias crisis de ansiedad porque en aquellos días dormías poco (es que me tienes muy bien acostumbrada!).
11. Gracias por viajar conmigo. Siete viajes de ida y vuelta Málaga-Manresa antes de cumplir tu primer año. ¡Qué bien te portas en el tren! A pesar de las casi cinco horas de trayecto, nunca lloras, te echas tus sueñecitos (a veces), te conformas con el porteo a pesar de que te pueden las ganas de tirarte al suelo, y además haces amigos, o amigas, porque te encanta charlotear con las pasajeras.
12. Y, sobre todo, gracias por convertirme en madre, por los ratos de risas y juegos que nos echamos juntos, por acurrucarte en mi pecho, por querer estar en mis brazos, por dejar que te portee y te coma a besos, por hacerme reír, por emocionarme, por aguantar mis sombras y mi tristeza, por entender los cambios tan importantes que estamos viviendo en estos momentos y por ser un niño sano y feliz. Gracias por elegirme como tu mamá. Te quiero mucho, hijo.
Feliz primer cumpleaños, Daniel.