Me contaban esta semana en México que un hombre caminaba por una carretera con un enorme saco con rocas del río para arreglar su casa situada a varios kilómetros de distancia. Un camión que pasaba por allí le adelantó, y le ofreció llevarle subido en la caja abierta del vehículo. El hombre subió y recorrió los kilómetros que quedaban hasta su casa en el camión, pero con su saco a cuestas.
Muchas veces en verano nos ocurre algo así. Llegamos a las vacaciones con un montón de cargas, dolores, penas y rencores. Tenemos la oportunidad de dejar a un lado todos ellos e incluso encontrar gentes cercanas que nos quieren y que nos brindan su ayuda, pero seguimos cargando con todo. Sin ser capaces de dejarlo a un lado.
Confía en esa gente que te tiende la mano, deja por unos días de cargar con todos esos pesados bultos y déjate ayudar. Te sentirás mejor, descansarás y recobrarás las energías necesarias para volver en Septiembre con toda la fuerza del mundo.
¡¡Feliz verano!!