El golfista Fernández Castaño publicó un “Tweet” en el que decía: “Vosotros pitais nuestro himno una vez al año. Yo utilizo vuestra bandera de felpudo a diario”, compañado de la instantánea que ilustra nuestra entrada del día.
En aras de la libertad de expresión, es menos ofensivo el “Tweet” que la institucionalización por parte de ciertos sectores de la afición culé, de las sonoras -nunca mejor dicho- pitadas al himno nacional; al fin y al cabo, el Fútbol Club Barcelona podría no participar en esta competición, o solicitar su inclusión en la liga francesa, incluso competir estrictamente en el ámbito de su autonomía. La actitud del Sr. F. Castaño es menos ofensiva que la pitada, al fin y al cabo, se restringe a su domicilio particular, lejos de expresar públicamente y en masa, hasta donde puede alcanzar la estupidez humana.