Felz día del padre. Por una paternidad empoderada y consciente.

Por Gracitata @Lactandoamando

Hoy es el día del padre, así que una vez más (le estoy cogiendo el gusto a esto de escribir aquí) os dejo lo que yo realmente deseo en este día.

Nadie nace sabiendo. Todos hemos pasado por una ocasión a la que hemos llegado sin saber mucho y sin tener claro que podemos hacer. Nos ocurre cuando nos montamos por primera vez en bicicleta, cuando nos colocamos por primera vez frente a los fogones… y también cuando somos padres. Nadie nace sabiendo y menos cuando ya venimos condicionados por un tipo de comportamiento aprendido, que es el que esta sociedad, por desgracia sigue esperando que tengamos como hombres que somos.

En este asunto de ser padres no deja de ser cierto que las madres tienen cierta ventaja gracias al instinto materno y al espíritu de supervivencia interna, que les permite saber qué es lo que deben hacer aun cuando son madres primerizas.
De hecho, en tales situaciones el mayor peligro que tienen que afrontar las madres es el de esta sociedad que a veces más que orientar confunde por lo que, ni hombres ni mujeres sabemos bien cual es el papel que nos toca representar.

Sin embargo los padres no solemos tener esa misma suerte. No porque carezcamos de instinto, que lo tenemos, sino porque históricamente ese instinto ha quedado relegado bajo la imagen de que “un hombre tiene que ser un hombre” trabajando fuera y dejándose cuidar por la mujer o que “los niños son cosas de mujeres”.Afortunadamente los tiempos han cambiado y hoy somos muchos los padres los que queremos ser padres, ejercer como tales más allá del papel tradicional que se nos ha asignado por la paternidad y la maternidad. Como padres queremos cuidar de nuestros hijos y disfrutar de ellos, queremos cambiarlos y bañarlos, queremos dormirlestranquilamente y colechar todos juntos, jugar con ellos, aprender de ellos sin excepciones y darles todo el cariño que necesitan y nosotros mismos necesitamos dar.Queremos hacer todo lo que la madre quiere y puede hacer, con la excepción obvia de la lactancia materna en la que, como ya os conté, tenemos mucho que ver si queremos para que sea feliz y exitosa.Y en mi caso particular, para mí no hay sensación más gratificante que encontrarme por la mañana a mi hijo abrazado a su madre y durmiendo ambos a mi lado, o cuando viene a decirme que tiene “pupa” y me pide ese besito mágico que tanto le cura, o cuando quiere que juguemos juntos o cuando nos ve a mamá y a mí abrazados y quiere "participar" en ese abrazo familiar.
Durante mucho tiempo los padres apenas hemos tenido un papel importante en la crianza más allá de ser los “teóricos baluartes de la disciplina” (es decir, el que echa las broncas o el que educaba), 
la cultura del patriarcado nos ha calado demasiado hondo al respecto y nos va a costar mucho quitarnos ese san benito de encima.Con el paso del tiempo la situación ha ido cambiando, pero aún queda por hacer, aunque vamos por buen camino.Precisamente ayer le dieron a Graci un artículo de prensa donde se habla el papel del padre de cara a la maternidad y la lactancia materna. En ese artículo, igual que en mucha clases de maternidad, el padre se constituye en “soporte” de toda la actividad familiar. Y sin embargo, el primer papel que se le asigna al padre es el de “chacha asistenta”. Es obvio que la madre no puede con todo sola y tampoco sería justo y que tampoco, después de dar a luz especialmente, está en condiciones de seguir con “la casa a cuestas” como hasta ahora y que el papel del padre es clave para mantener el orden, pero quienes queremos ser padres queremos, como os decía, llegar mucho más allá de eso. 
Porque el padre tiene que ser el soporte… el soporte en esos momentos complicados en los que la lactancia se complica, esos momentos en los que la fatiga y el desánimo nos puede y es necesario tener un apoyo para seguir adelante, tanto dentro de la paternidad y maternidad como en el resto de nuestra vida como pareja.En resumen, el padre tiene que ser ese soporte que complemente la acción de la madre para lograr una lactancia y una crianza realmente feliz para ambos. Algo que va mucho más lejos de fregar unos platos o de barrer el suelo, que aunque es algo que haremos encantados y vemos necesario, como he dicho, queremos hacer mucho más.
Y a pesar de todo, son muchas las personas de nuestra sociedad que siguen pensando que para un hombre, algo tan simple como recoger la mesa o fregar los platos es algo que no debería hacer “habiendo mujeres en casa” algo muy triste, por cierto, para las propias mujeres que piensan así.
Cambiar los patrones, como ya sabemos todos, cuesta mucho trabajo, y en este caso sigue siendo difícil. Los padres que realmente queremos ser ese soporte nos encontramos, no solo con las dificultades propias de esa nueva situación, sino también con un entorno que lejos de ayudar, pone las cosas más complicadas. Desde las escasas ayudas a los padres para pedir una baja paternal (que consume tiempo de la madre y que no nos beneficia a ninguno de los dos) hasta las dificultades propias del entorno, aun con demasiados matices propios del patriarcado y del machismo más crudo, son muchas las situaciones en la que los padres apenas podemos desarrollar nuestro papel tal y como deseamos.
Por eso, hoy, en este día dedicado a los padres, quiero que el regalo para todos los padres sea precisamente ese: “Que nos dejen ser padres”. 

Que nuestro entorno familiar y sobre todo social nos permita poder ser padres sin tener que andar dando explicaciones. Que tengan con nosotros la compresión de quien se enfrenta a algo nuevo (pues no nos enseñaron) y nos permitan aprender de nuestros errores para poder ser mejores padres, hombres y humanos. Que nos dejen mostrar nuestro amor a nuestra pareja y a nuestros hijos libremente sin tener que escondernos por tener sentimientos, sentimientos humanos, no de hombres ni de mujeres. En resumen… que nos dejen ser los padres que queremos ser.Por cierto, por mi parte, feliz día a todos los padres que, como yo, queremos una paternidad consciente y empoderada dejando atrás roles retrógrados y carentes de toda lógica.