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Feminismo imprevisto: Professor Marston and The Wonder Woman

Publicado el 12 mayo 2018 por Josep2010

Esta es una de esas ocasiones en las que uno constata una vez más que no por viejo el diablo es más sabio, contra lo que asevera la mal llamada sabiduría popular y se advierte que los prejuicios van de la mano de la ignorancia y la consecuencia puede ser que en una época dominada por guiones infantiloides que reciben toda la artillería de una mercadotecnia desprovista de cualquier virtud cinematográfica, hay películas muy interesantes con títulos que pueden engañar a cualquier lego en una materia que puede provocar desconfianza por experiencias pasadas.
Así, una película titulada Professor Marston and The Wonder Woman que aparece el mismo año que la extremadamente promocionada Wonder Woman de entrada, sin más datos, le suena al veterano cinéfilo como una especie de subproducto que suele surgir intentando conseguir con escasos medios de todo tipo (materiales e intelectuales) aprovechar el tirón mediático de la homofonía, más en el caso de un producto que recibió titulares en todos los telediarios e incluso críticas solemnes alabando unos aspectos en los que no entraremos porque, sinceramente, no me apetece en absoluto dedicarle más espacio del necesario como previa referencia.
Este título de Professor Marston and The Wonder Woman a cualquiera le suena, de primeras, como si apareciera, al tiempo que una de esas cosas que rodó Nolan, algo titulado como Mister Finger and Batman. O sea, para cualquiera que carezca de buenos conocimientos relativos a los tebeos estadounidenses surgidos en la primera mitad del siglo pasado, como si le dicen que va a llover.
Sólo la curiosidad unida a la casualidad me llevaron a ver, hace unas semanas, en una pantalla amiga aunque pequeña, la última película escrita y dirigida por Angela Robinson. Que a decir verdad, si hubiese consultado datos en imdb con antelación quizás mis propios prejuicios me hubiesen impedido verla, lo que me lleva a reconocer, una vez más, que me equivoco demasiado.
Últimamente afrontar una película en la que guionista y director sean la misma persona me ha deparado pocos momentos felices y más de un cabreo pero desde luego no es el caso que hoy nos ocupa, muy al contrario: el guión escrito por Angela Robinson, un original que se basa en datos dotados de una cierta autenticidad, puede que sea el mejor escrito de la temporada 2017 y digo "puede" porque no he visto todas las películas de 2017, pero de las que recibieron los honores de la famosa academia estadounidense al ser nominadas, no hay una que se le acerque.
Feminismo imprevisto: Professor Marston and The Wonder Woman¿Porqué ha pasado desapercibida, al punto que no se ha estrenado en España y hay que verla en televisión por cable? Vamos a ello:
En pocas palabras: es un biopic políticamente incorrecto, presentado de forma políticamente incorrecta.
Hay que tener valor para ello, con la que está cayendo en los USA y por extensión en sus clientes fieles. Así le ha ido.
William Moulton Marston fue entre otras cosas co-inventor del polígrafo y autor de los primeros guiones de Wonder Woman, el tebeo basado en una poderosa mujer conocida como Diana Prince y que por estos lares recibió el nombre de Mujer Maravilla.
Si siguen el enlace sin haber tenido ideas previas, como me sucedió, empezarán a querer saber más, así que, de momento, déjenlo quieto. Baste con saber que la realidad del Profesor Marston, nacido en 1893 y fallecido prematuramente a los 53 años, fue harto compleja: brillante intelectual casado con una mujer más inteligente que él, Elizabeth Holloway, ambos mantuvieron con una joven discípula, Olive Byrne, una relación poliamorosa que cristalizó en un hogar con un hombre, dos mujeres y cuatro hijos, paridos por mitad y tratados como propios.
Todo esto, entre 1928 y 1947, fecha en que falleció Marston: las dos mujeres vivieron largos años juntas.
Así que resulta fácil imaginar que un biopic con este material de partida tiene todos los números para acabar sufriendo el rechazo de todos los organismos bien pensantes de la gran mayoría estadounidense de todas la épocas y a lo que parece, la ayudita de unos distribuidores que no han querido darle la oportunidad de enfrentarse a públicos foráneos como el nuestro. De todo hay noticia abundante en internet, incluso de forma previa al estreno de la cinta de acción: lo he visto al documentarme para esta crónica: de haberlo leído antes, antes hubiese visto la película de la Robinson.
Parece que alguna nieta de la familia Marston rechaza la versión de los acontecimientos tal como los relata Angela Robinson en su película, lo que cabe entender como una muestra más que la inteligencia, por desgracia, no se hereda así como así. Porque Angela Robinson no ha pretendido en ningún momento rodar un biopic de tan peculiar conjunto familiar y cabe la posibilidad que haya exagerado algún extremo, pues en el fondo esta película es un alegato feminista en toda regla, determinado desde los primeros minutos de la trama a ensalzar el papel de la mujer y el valor de la misma en la sociedad.
Hay ciertamente una serie de elementos sexuales que, aparte de otorgarle una calificación"R" de la todopoderosa MPAA, se tornan en pacíficas nubes que molestan en la contemplación pacífica del mensaje básico del guión, el empoderamiento de la mujer, siguiendo en buena lógica parte del discurso repetido mil veces por el propio Marston en una época, no lo olvidemos, en que la brillantez de su esposa Elizabeth permanece oculta al no serle concedida plaza en la Universidad de Harvard debiendo contentarse con una facultad de menor prestigio, por el hecho de ser una mujer.
Evidentemente la situación de igualdad sexual ha mejorado en algunos aspectos y en otros resulta claramente mejorable y la película de Angela Robinson no se dedica a protestar poniendo en solfa los defectos actuales como tampoco se limita a denunciar los de la época en que transcurre su trama: el dardo lo envía la guionista y directora al centro mismo de las relaciones humanas haciendo hincapié en la posibilidad que las normas sociales vigentes resulten inútiles para regirlas, poniendo en un plato de la balanza el amor poligámico que une a esas tres personas y en el otro la incomprensión de sus conciudadanos que les fuerza a mentir y disimular valiéndose de argucias simples.
Y todo porque una mujer, la joven Olive, lejos de contentarse con ser la amante de Marston, también querrá satisfacer físicamente su amor por Elizabeth, planteando la pregunta lógica, esperada, ansiada:¿porqué no os puedo amar a ambos a la vez?¿porqué?
Un ataque en toda regla a la institución matrimonial, un torpedo lanzado a la línea de flotación del buque insignia de la sociedad occidental por una muchacha que, además, no tendrá reparo en experimentar sexualmente al punto que influirá notablemente en la construcción de esa Wonder Woman que en sus inicios constituía sentido homenaje de su creador, Marston, a la empoderada jovencita que cambió para siempre su forma de vivir, sin dejar de ser femenina.
Robinson no da puntada sin hilo y la película requiere una atención para no perderse detalle alguno en un desarrollo que mantiene dos cursos paralelos: por un lado la relación interna de los tres personajes presos de una situación inusual y por otro las relaciones de todos ellos con el exterior, sus lugares de trabajo, sus vecinos y por fin, el debate que Marston mantiene defendiendo sus teorías ante la vigilante censora alarmada por el contenido de los primeros tebeos de Wonder Woman, resultado de un éxito comercial que hizo tambalear por momentos la supremacía de Supermán y Batman. Robinson apunta claramente a las diferencias del personaje inventado por Marston y su ulterior evolución y cabe decir, vistas sus últimas intervenciones en pantalla, que la empoderada y bella joven creada por Marston ha cambiado bastante y no a mejor, lo que, evidentemente, no le habrá granjeado alabanzas de parte de los grandes distribuidores.
Angela Robinson filma con esmero su propio guión sin concederse facilidades especiales para lucirse, no en vano el rodaje ocupó veinticinco días justos y se nota que todo estaba ya muy medido y ensayado, con una planificación que permite lucimiento de los tres intérpretes principales, descollando Rebecca Hall en el papel de Elizabeth, seguida de Bella Heathcote como la empoderada Olive, ambas muy bien acompañadas por Luke Evans como el protagonista Marston, componiendo los tres muy bien sus personajes que no son nada fáciles, ajustando matices de naturalidad, haciéndoles creíbles.
La forma de rodar de Angela Robinson resulta placentera visualmente sin estridencias y ayudando al desarrollo de la trama manteniendo el ritmo a pesar que es una película repleta de diálogos muy bien escritos que no se hace larga, sin bache alguno en poco más de hora y tres cuartos de metraje que la directora filma sin alardes pero con un cuidado exquisito en los detalles de conjunto incluída la fotografía a cargo de Bryce Fortner, especialmente en el cuidado de la iluminación los saltos de ejes en los diálogos a tres de los personajes, manteniendo Robinson poco a poco y de forma creciente el foco en la jovencita Olive como muestra de la importancia de su actitud en el devenir del trío.
En definitiva, una película que no se ha estrenado en nuestras pantallas pero que de momento puede verse; mejor en v.o.s.e., por supuesto, para disfrutar de la maravillosa dicción de Rebecca Hall; imperdible muestra de cine con ideología propia sin que ello perjudique el resultado final; muestra en fin, de la situación actual del cine estadounidense que algunos artistas siguen haciendo al margen de la industria dedicada únicamente a hacer caja.
Tráiler

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