Feminismo leninista (1921)

Por Josep Pradas
Astrolabio. Revista electrónica de filosofía. Año 2005. Núm. 1
EL DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER TRABAJADORA
V. I. Lenin
Traducción del inglés de Ester Astudillo

 

Lenin, hacia 1919

La clave del bolchevismo y de la Revolución Rusa de Octubre es integrar en la política justamente a la gente que ha estado más oprimida por el capitalismo. Fueron sometidos,
engañados y expoliados por los capitalistas, tanto en las monarquías como en las repúblicas burguesas democráticas. Mientras la tierra y las fábricas estuvieran en manos
privadas, serían inevitables la opresión, el engaño y el saqueo del trabajo de la gente por parte de los capitalistas.
La esencia del bolchevismo y del poder soviético es mostrar la falsedad y la mistificación de la democracia burguesa, abolir la propiedad privada de la tierra y las
fábricas y concentrar el poder del estado en las manos de las masas trabajadoras y explotadas. De esa manera, esas masas tomarán el mando de la política, es decir,
asumirán la misión de construir una nueva sociedad. No es tarea fácil: las masas están sometidas y oprimidas por el capitalismo, pero no hay otra manera –ni puede haberlade
liberarse de la sumisión y el esclavismo que aquel comporta.
Ahora bien, no se puede involucrar a las masas en la política sin movilizar también a
las mujeres. Bajo el régimen capitalista, la mitad femenina de la raza humana está
doblemente oprimida. La mujer campesina, tanto como la mujer obrera, están oprimidas
por el capital, peor aun: incluso en las más democráticas de las repúblicas burguesas, en
primer lugar, han sido expoliadas de algunos de sus derechos, ya que la ley no las
contempla en igualdad de condiciones a los hombres, y en segundo lugar –pero más
importante-, permanecen sometidas a la institución doméstica. Continúan siendo
esclavas de sus familias, cargando con las tareas más pesadas, miserables, agotadoras y
alienantes de la cocina y la casa.
Ningún partido ni ninguna revolución jamás ha pretendido remover tan
profundamente los cimientos de la opresión y la desigualdad de las mujeres como la
Revolución Bolchevique Soviética. Aquí, en la Rusia Soviética, no queda huella de la
desigualdad legal entre hombres y mujeres. El poder soviético ha eliminado todo cuanto
había de infame, injusto e hipócrita en la desigualdad entre hombres y mujeres que se
desprendía de las leyes sobre el matrimonio y la familia, y también en la desigualdad
con respecto a la infancia.
Este es tan sólo el primer paso en el camino de liberación de la mujer. Y sin
embargo, ninguna de las repúblicas burguesas, ni siquiera las más democráticas, se ha
atrevido a darlo. La razón: el poder que la sacrosanta propiedad privada ejerce sobre
ellas.
El segundo paso, y también el más importante, es la abolición de la propiedad
privada de la tierra y las fábricas. Sólo así se abrirá el camino hacia una emancipación
completa y real de la mujer, su liberación de la esclavitud doméstica, mediante una
transición desde la insignificante ejecución doméstica individual hasta los servicios
domésticos socializados a gran escala.
Será una transición difícil, porque implica remodelar un orden rígido, primigenio,
tradicional y fuertemente arraigado (más que orden, cabría decir indecencia o barbarie).
Pero es un proceso imparable, en el que ya estamos avanzando.
Así es que, en este Día Internacional de la Mujer Trabajadora, innumerables grupos
de mujeres trabajadoras de todos los países del mundo enviarán sus saludos a la Rusia
Soviética, que ha sido la primera en asumir esta misión sin parangón, tan increíblemente
dura como admirable, una misión verdaderamente liberadora y fabulosa. Y mientras
tanto aquí nos pertrecharemos para no desanimarnos por la fiera y a veces salvaje
reacción burguesa: cuanto más ‘libre’ o ‘democrático’ es un país burgués, más fiera es
la rapiña de la banda de capitalistas contra la revolución de los trabajadores. Un buen
ejemplo de ello lo tenemos en el caso de la república democrática de los Estados Unidos
de Norteamérica. Sin embargo, la masa de trabajadores ya ha despertado. Las masas
inertes, somnolientas, hibernantes de América, Europa e incluso la atrasada Asia, fueron
finalmente sacadas de su inactividad por la guerra imperialista. El hielo se ha
resquebrajado en todos los rincones del mundo.
Nada puede detener la marea de luchas de los pueblos por la liberación del yugo
imperialista y la liberación de los hombres y mujeres trabajadoras del yugo del capital.
La lucha por la causa la están llevando a cabo decenas, centenares de millones de
trabajadores hombres y mujeres en el campo y en las ciudades. Es por ello que la lucha
por liberar el trabajo del yugo del capital triunfará en todo el mundo.
Fuente: Pravda, Suplemento nº 51, 8 de marzo de 1921
Publicado en Lenin's Collected Works. Progress Publishers, Moscú,
1965, pp. 161-163.
Traducción al ingles de Yuri Sdobnikov.
El texto original inglés se encuentra en enlace.

Edición para Astrolabio de Josep Pradas. Puede leerse en su formato original en este enlace.