dic 16
Fenómeno “fin de semana”
Categorías:Familia, Gestión del tiempo, Motivación
La semana está estructurada arbitrariamente en 7 días. Algunos almanaques la inician en domingo mientras que para otros el domingo es el último día de la semana. Pero para todas las culturas conocidas la semana consta de 7 días: 5 que llamamos “laborales” y 2 que llamamos “fin de semana”. Éstos últimos dos para “descansar”.
Escribo este post para reflexionar acerca de un hecho muy común últimamente.
Haciendo una estimación muy rápida, un 70% de los días del año son de trabajo y un 30% de descanso (habría que dedicar otro post a lo que significa este concepto). Tomado desde el falaz punto de vista de que “la ‘verdadera’ vida se vive el fin de semana” el panorama se presenta desilusionante y frustrador, ¿o no?
He aquí la cuestión, entonces: ¿Cómo conciliar el trabajo y la familia, si priorizamos 5 días para lo primero y 2 para lo segundo? ¿Cómo sentirnos satisfechos con nuestra vida si estamos 5 días esperando por 2… uno de los cuales (el domingo) nos estresa de sólo saber que se acercan otros 5 de trabajo como un trágico ritornello del destino? ¿Cómo no caer en un círculo vicioso desmotivador si sentimos que el 70% de nuestro tiempo lo dedicamos a realizar “forzosamente” algo que nos disgusta y con suerte logramos dedicar un 30% a algo que nos resulta atractivo? La conclusión es casi lógica: con esta mentalidad, no hay ánimo que resista.
Ahora bien cuál será la solución… ¿dejar de trabajar? ¿aceptar sólo trabajos que sean de mi agrado? ¿no tener familia para no tener que dedicarme a ella? ¿una triste resignación?
Bueno, la solución tal vez no sea tan simple en lo cotidiano, pero sí tengo algunas sugerencias que apuntan a ayudarnos a cambiar un poco esta pobre manera de enfrentar las circunstancias y ayudarnos a mejorar nuestra calidad de vida. En teoría, lo que planteo no es complicado, sólo requiere tomarse en serio su práctica, para volverla un hábito. Y el intento te aseguro que vale la pena.
La propuesta es sencilla: cambiar la actitud, hacer un “switch” mental.
En principio, no importa el trabajo que tengamos pues seguro hay muchas cosas que disfrutamos de él, la mayoría de las veces sin darnos cuenta. Por ejemplo: no estar desempleado, arreglarme todas las mañanas para salir, el sabroso sabor del café del desayuno, el paseo mañanero hasta mi lugar de trabajo, la luz del sol que entra por la ventana, la charla amistosa con un colega, realizar aquel informe que siempre me dió gusto realizar, participar de una reunión con gente que siempre me agrada encontrarme, la libertad de escuchar algo de música mientras trabajo, llegar a casa y ver a mis hijos. Otra sugerencia: pensar en cosas nuevas que me alegrarían el día “laboral” (dentro y fuera del horario de trabajo) pero que habitualmente no hago (hay que hacer un ejercicio de creatividad en ésto!): hacer una escapada al campo entre semana, regalarme algún “gustito” que hace tiempo no me doy, volver a casa por otro camino… ya sabrás tú. Cada uno podrá hacer su propia lista, y escribirla si le ayuda más, y repetirla de vez en cuando en voz alta para creérnosla. Y, por qué no, escribirlo en Facebook o tuitearlo, a ver si generamos un fenómeno viral de valorar cada día como se lo merece. Lo positivo también es contagioso. Porque, al fin y al cabo seamos sinceros: lo mejor no sucede siempre los fines de semana.
Deja de lado aquello que hemos descrito más arriba y que podríamos llamar Fenómeno fin de semana. ¡No contemos los días que faltan para él! Dediquemos ese esfuerzo mental a resaltar lo bueno que nos trae cada jornada.
Por eso, ¡muy feliz día para todos! Sea cual sea el día en que estés leyendo ésto. Carpe diem, “aprovecha el día”, el ahora que es lo único que tienes entre manos, no sabemos si el fin de semana llegará. Pero sí estamos muy seguro de que “hoy puede ser un gran día, sólo depende de tí”.