Revista Cultura y Ocio

Ferguson y Nueva York: nuevos protagonistas, viejos problemas

Por Gomezbelda

Tema: Ain’t Go No, I Got Life (Nina Simone)

Tras dos semanas ajustando la nueva web de Go West, Young man, retomamos la actividad para despedir el año con la mejor música de esa cultura que tanto nos fascina a todos. Una semana más, la actualidad estadounidense no concede tregua alguna y, lamentablemente, presenta tintes luctuosos. Tras la aprobación de la reforma migratoria en medio de una gran polémica sobre la licitud o no de gobernar mediante órdenes ejecutivas, los focos mediáticos se han desplazado hasta Ferguson (Misuri) y Nueva York, escenarios de dos episodios que han sacudido a la opinión pública y que, sin duda, seguirán marcando la actualidad norteamericana en las próximas semanas.

Recapitulando los hechos, el pasado mes de agosto, Michael Brown, un joven afroamericano de dieciocho años, murió tiroteado por un agente de policía local. Según los testimonios recogidos por la prensa, Brown inició una discusión con una patrulla de la policía que, según parece, caminaba por el centro de la calzada e imposibilitaba el paso del vehículo conducido por Brown. Llegados a este punto es donde se desata la polémica, ya que el agente implicado aseguró que le disparó en defensa propia ante la agresividad del joven. La familia y los conocidos de la víctima aseguran que el agente en cuestión, Darren Wilson, utilizó su arma sin motivo alguno.

Rápidamente, los hechos desencadenaron una oleada de protestas callejeras en los suburbios de San Luis que pusieron en jaque a las fuerzas del orden al trasladarse a otras ciudades del país. La promesa de una investigación seria y rigurosa no acalló las manifestaciones, que se prolongaron durante el resto del verano para ir decayendo progresivamente en septiembre. La decisión judicial de no procesar a Wilson volvió a encender las calles de los principales suburbios de Estados Unidos a finales de noviembre. Cabe destacar que el ‘caso Brown’ no es el único que aviva las protestas callejeras.

Otros dos afroamericanos, Akai Gurley y Eric Gardner, han fallecido recientemente a consecuencia de intervenciones policiales de dudoso fundamento y claramente desproporcionada dureza. El primero de ellos falleció por un disparo y el segundo pereció a consecuencia de una maniobra de inmovilización prohibida que resultó fatal debido a la condición de asmático de Gardner. Ambos casos, que han sucedido en distintos puntos de Nueva York, se han encontrado con la negativa de los tribunales a presentar cargos criminales contra los agentes involucrados. De este modo, los ya soliviantados manifestantes han encontrado más munición con la que cargar contra lo que consideran una pavorosa impunidad policial que, casualmente, se muestra de manera más nítida en las intervenciones contra ciudadanos negros.

Sin lugar a dudas, lo vivido en los últimos meses nos traslada a un pasado que creíamos superado y reabre el debate sobre si el Acta de Derechos Civiles de 1964 ha supuesto realmente el fin de la discriminación por motivos de raza en Norteamérica. La indignación no obedece tanto a las abusivas prácticas policiales, que, en última instancia, pueden darse también contra un ciudadano blanco o latino, sino a la nula respuesta judicial y política frente a estos sucesos. Una vez más, el presidente Barack Obama se convierte en el blanco de la ira social al considerársele un traidor a su pueblo.  La realidad, sin embargo, es que el problema de fondo es la vigencia de un entramado legal que encubre este tipo de abusos y la pervivencia de mentalidades segregacionistas.

A falta de comprobar cómo evoluciona un asunto que, para qué negarlo, puede tener unas repercusiones sociales y políticas muy negativas para el país, acompañaremos nuestra narración con una de las voces más comprometidas en la lucha por la igualdad legal entre negros y blancos en los años sesenta, Nina Simone. El tema escogido para la ocasión es Ain’t Got No, I Got Life, una de las más emotivas y profundas de la artista de Carolina del Norte. La presente versión corresponde a un concierto que la cantante ofreció en Londres en 1968 y que ya presagiaba su posterior traslado definitivo al viejo continente.

Ain’t got no home, ain’t got no shoes
Ain’t got no money, ain’t got no class
Ain’t got no skirts, ain’t got no sweater
Ain’t got no perfume, ain’t got no beer
Ain’t got no man

Ain’t got no mother, ain’t got no culture
Ain’t got no friends, ain’t got no schooling
Ain’t got no love, ain’t got no name
Ain’t got no ticket, ain’t got no token
Ain’t got no God

What have I got?
Why am I alive anyway?
Yeah, what about God?
Nobody can take away

I got my hair, I got my head
I got my brains, I got my ears
I got my eyes, I got my nose
I got my mouth, I got my smile
I got my tongue, I got my chin
I got my neck, I got my boobs

I got my heart, I got my soul
I got my back, I got my sex
I got my arms, I got my hands
I got my fingers, Got my legs
I got my feet, I got my toes
I got my liver, Got my blood

I’ve got life , I’ve got my freedom
I’ve got the life

And I’m gonna keep it
I’ve got the life
And nobody’s gonna take it away
I’ve got the life

No tengo casa, ni zapatos
Ni dinero, ni estilo
Ni faldas, ni jerséis
No tengo perfume, ni cerveza
No tengo hombre

No tengo madre, ni cultura
No tengo amigos, ni escuela
No tengo amor, ni nombre
No tengo tícket, ni tengo pase
No tengo Dios

¿Qué es lo que tengo?
¿Por qué estoy viviendo entonces?
Sí, ¿qué es lo que tengo?
Nadie me puede quitar nada

Tengo mi pelo, mi cabeza
Mi cerebro y mis orejas
Mis ojos y mi nariz
Mi boca y mi sonrisa
Tengo mi lengua, y mi barbilla
Mi cuello y mis tetas

Mi corazón y mi alma
Mi espalda y mi sexo
Mis brazos y mis manos
Mis dedos y mis piernas
Mis pies y mi dedo gordo
Mi hígado y mi sangre

Tengo mi vida, tengo mi libertad
Tengo mi vida
Y la voy a mantener
Tengo mi vida
y nadie me la va a quitar.
Tengo mi vida.


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