Este año la Feria de Málaga también ha sido suspendida a causa del Covid-19 y nos perderemos no solo una feria, sino dos, por esa característica tan suya de tener Feria de día - Feria de Noche en dos espacios físicos diferentes. La diurna se desarrollaba en el centro histórico inmersos en un hervidero de gente donde se pasea y sobre todo se tapea acompañados de un Cartojal bien fresquito en la mano. Y por la noche todo el bullicio se trasladaba al Real Cortijo de Torres donde las casetas y las atracciones se combinaban con espectáculos musicales de toda índole. Pero mientras esperamos años mejores podemos bucear en sus orígenes.
La historia de la Feria de Málaga conmemora la toma de la ciudad por parte de los Reyes Católicos el 19 de agosto de 1487, incorporándola a la Corona de Castilla.
Estos dieron a la ciudad la imagen de la Virgen de la Victoria. El recién formado Ayuntamiento acordó como conmemoración de la toma de la ciudad por los Reyes Católicos, se hiciera una fiesta anual el día de la Asunción, para conmemorar aquel hecho.
La celebración tuvo lugar el 15 de agosto de 1491 con una procesión. El siguiente año se trasladó la celebración de la fiesta al día 19 de agosto, día de San Luis. Ese año hubo una procesión y una pequeña corrida con cuatro toros. Continuó celebrándose la fiesta cada año, y en el siglo XVII se tiraban cohetes y se montaban espectáculos de fuegos artificiales. En la procesión se llevaba el estandarte real con el que se ganó Málaga, y la procesión se dirigía desde la Catedral hasta la iglesia de Santiago en la que se celebraba la misa. Con el transcurso del tiempo, la festividad de San Luis fue quedando reducida a la misa y el sermón. Y transcurrido mucho tiempo más esta fiesta tornó de lo sacro a lo profano y las procesiones pasaron a convertirse en paseíllos de trajes de faralaes.