He vuelto esta tarde de la décima edición de la Feria Educativa de la Universidad de Extremadura en su convocatoria de Badajoz —Edificio Siglo XXI—, que se ha clausurado hoy, desde que se inaugurara el pasado martes, día 6 —en Cáceres se celebrará del 13 al 15 de noviembre, en el Palacio de Congresos—, y ha sido mi primera experiencia, ay, después de tantos años. No tiene por qué ser la última; pero no estoy convencido de la utilidad genuina y cierta de esta manera legítima de hacer publicidad. Porque quizá se trate solo de eso, de un anuncio o reclamo. La información que he aportado de los estudios que se imparten en mi Facultad de Filosofía y Letras de Cáceres podría haberla dado mucho mejor que yo una buena azafata o un buen azafato de congresos bien provistos de todos los datos. Está muy bien que los estudiantes de Secundaria y Bachillerato acudan a estas convocatorias —se les notaba a casi todos las ganas de conocer y de saber, unos despistados y otros convencidos, sobre todo, entre estos últimos, los de Filología Clásica o Filología Hispánica—; pero creo que nuestra misión está en los centros de los que provienen. Hay que acudir allí para que alguien que es lingüista les hable de la pragmática del lenguaje y de las posibilidades de conocimiento que sugiere; o que les haga en una clase una lectura analítica de un poema de Luis Cernuda; o que comparta con ellos sus experiencias como experto en psicopedagogía. No sé. Se me ocurren tantas cosas... Recién llegado a casa, he recibido una propuesta de una antigua alumna, hoy profesora con plaza en un Instituto de Enseñanza Secundaria, para ir a dar una charla sobre una escritora de nuestra historia literaria. No lo he dudado. Iré. Como dije hace meses a otra antigua alumna, hoy profesora con plaza en un Instituto de Enseñanza Secundaria, para ir a dar una charla sobre una escritora de nuestra historia literaria. Y así debería ser. No creo que sean demasiadas las veces que he dicho que mi principal motivación para dedicarme a lo que me dedico fue escuchar en un aula de un instituto de bachillerato de hace muchos años a un profesor dar una clase sobre literatura. Y punto.