Habana, mi Habana,
si supieras el dolor
que siento cuando te canto
y no entiendes que es amor…
Canción de Carlos Varela.
(La interpreta también Ana Belén)
No quería hacer esta entrada. Lo juro. Fui al encantador recinto ferial en la Fortaleza de San Carlos de La Cabaña, de la cual ya les había hablado el pasado año, con la esperanza de encontrar las novedades de las que tanto he leído en los blogs amigos. Llevaba en la mente las listas de Fenixcidio, que escribe desde Perú, las propuestas de Bibliobulímica, desde México, las reseñas de Blog de Libros, en la sureña Argentina, los títulos fabulosos de Lahistoriaenmislibros, en España… para qué seguir. Sin embargo, estoy convencida que hay más novedades en el librero de Isi, y de sus padres, que lo que allí encontré.
No crean que hago esta reseña por criticar y ya. Lo hago con pleno conocimiento de causa, porque me da tristeza que una feria que comenzó tan espléndida, que ya cumplió diecinueve años, se quede en la armazón de un intento ilusorio y nos deje a los más fieles con la certeza de un engaño. Lo siento, Patria mía, no ha sido nunca mi fin quitarte el maquillaje públicamente, pero esta vez hablamos de libros y no puedo mentir.
Por suerte, tengo amigos en este mundo virtual que me alimentan el espíritu con sus reseñas y me mantienen informada, yo seguiré esta dieta otro año, en espera de que la edición vigésima de esta feria, no sea, una vez más, un señuelo para neófitos.
A mi lado, las dos bolsitas de libros que adquirí en la feria, todos cubanos. La mitad es para regalar, la otra mitad... ¿creen que alcanzará para satisfacer mis necesidades lectoras hasta el próximo febrero?...
Más fotos de la Feria ¿Internacional? del Libro de La Habana.