Deja en evidencia que si tanto nos han gustado sus proyectos anteriores, es por el poder y por la personalidad que aporta a todas y cada una de las canciones, por encima de estilos, modas y todas esas mandangas.
Un disco apocalíptico, existencial, duro y rabioso, o sea, la marca de la casa, llegando en plena forma y comiéndose el mundo a bocados por el camino.
Nuevos clásicos como la tremenda Camisa Hawaiana De Fuerza, de arranque suave, casi de bossa, pero con las sentencias brutales que solo él es capaz de regalarnos, como "si tu amor me hace libre, porqué no puedo irme, ni medio metro me puedo alejar"; la descarnada Hijo de perra, para catalogar junto Fuerte; el casi baile de palacio y letra más política del pack (o sea, otro himno), Los Héroes Podridos, "quizás sea cierto, todos tenemos esa heroicidad, que hace a los humanos vomitar"; o la casi tropical Teléfono de atropellados, una verdadera delicatessen, que en la voz casi susurrante de Fernando y el crescendo final, dan buena muestra de que discos hechos con esta dedicación, esas ganas y esa cariño ya no abundan. Y de momento en lo que va de año no nos podemos quejar que ya llevamos unos cuantos.
Si sóis sabios (aún a riesgo de parecer talibán diciendo esto) os va a encantar, y creedme que nadie mejor que él nos explicará lo cerca que está el apocalipsis de nosotros...