Fernando Alonso, se fue el maestro de los maestros

Por Silviasanchez

agosto 4, 2013 por Silvia.ssu

El exbailarín, maestro y director Fernando Alonso ha muerto en La Habana a los 98 años el pasado día 27 de julio. Había nacido en esa misma ciudad el 27 de diciembre de 1914. Considerado unánimemente como una eminencia en la didáctica del ballet, con frecuencia se le cita por sus hallazgos pedagógicos, su capacidad formativa y la creatividad de los ejercicios que fue capaz de diseñar y fijar para el entrenamiento de los bailarines, donde primaba la armonía y el concepto básico de aunar la brillantez técnica con el equilibrio estético y el sentido artístico de la ejecución. De esa manera de trabajar y enseñar, donde prima el rigor y la conciencia estilística, salió una valiosa cantera capaz de irradiar sobre el ballet latinoamericano. Todos los que trabajaron con él le deben mucho y recuerdan sus famosos cuadernos de ejercicios, sus secuencias y la detallista manera de corrección.

Fernando Alonso se inició como estudiante de ballet en 1935, en la Escuela de la Sociedad Pro-Arte Musical de La Habana (donde su madre, Laura Rainieri, formaba parte de la junta directiva); en esa escuela también comenzaron su hermano menor Alberto Alonso y la que sería después su primera esposa y figura principal del ballet cubano y mundial: Alicia Martínez del Hoyo (que tomó su apellido al casarse con Fernando en Nueva York en 1938 pasando a llamarse Alicia Alonso). Un año después nació en esa ciudad la hija de ambos, Laura Alonso, que con el tiempo se convertiría también en bailarina y reputada maestra de ballet: fue solista del ballet cubano durante más de 25 años y luego se ocupó del entrenamiento como bailarina de su madre durante siete, formando una curiosa saga troncal.

En 1937, Fernando hace su primer viaje a Estados Unidos para perfeccionar sus estudios y comienza a tomar clases con maestros emigrantes en Nueva York, como el italiano Enrico Zanfretta y los rusos Alexandra Fedorova, Anatole Vilzak, Pierre Vladimirov y León Fokín (sobrino de Mijail Fokin y ligado a los Ballets Russes) y en la Scholl of American Ballet. Un año después se integraría en el Ballet de Mijail Mordkin, participando a la vez en musicales de Broadway y en otra compañía naciente: el Ballet Caravan. En 1940, tras unas audiciones, ingresó junto a Alicia en el Ballet Theatre de Nueva York, donde llegó a solista y permaneció hasta 1948 (etapa que le permitió convivir con Anthony Tudor, George Balanchine y demás figuras fundacionales del ballet americano), año en el que, junto a su mujer y su hermano, fundan en La Habana el Ballet Alicia Alonso, que luego se llamaría Ballet de Cuba y finalmente, a partir de 1959, Ballet Nacional de Cuba. Fernando fue director general del BNC durante 27 años, época en que se perfiló el estilo y la escuela que le dieron fama universal, participando activamente en el asentamiento y perfilado de su repertorio.

Es en 1950 que se dedica por entero a las labores de maestro, ensayador y director desde la Academia de Ballet Alicia Alonso, fundada ese mismo año, y donde se forman las primeras generaciones de bailarines cubanos. Su experimentación abona las investigaciones para cristalizar un método de enseñanza propio que devendría en la Escuela Cubana de Ballet, las que se amplían notablemente a partir de 1959 y de la llegada al poder de la revolución castrista que le otorga generosas subvenciones, locales y el carácter de institución pública.

Además de dirigir el BNC (1959-1975), el maestro Fernando se ocupa de la Escuela Nacional de Ballet (1962-1967) y posteriormente, tras su separación de Alicia Alonso, de la dirección del Ballet de Camagüey (1975- 1992), que eleva y cohesiona, llevando a varios artistas desde La Habana a trabajar hasta aquella provincia oriental de la isla. También dirigió la Compañía Nacional de Danza de México y el Ballet de Monterrey (1992- 1995), donde insiste en su línea de repertorio. Tuvo importantes colaboraciones, en varias ocasiones, con la Ópera de París, el Ballet Real de Wallonie (Bélgica); la Escuela del Ballet de Toronto (Canadá); el Ballet Clásico de Santiago de los Caballeros (República Dominicana); el Instituto de Cultura de Yucatán (México) y el Instituto Colombiano de Ballet Clásico. Fernando Alonso fue una presencia constante y decisiva en los más prestigiosos jurados de concursos como Moscú, Varna y Nueva York. En el año 2000 recibió la más alta distinción cubana en su especialidad: el premio nacional de danza.

Texto de Roger Salas, El País

Un documental sobre su labor

Fotografía: Arriba.  Gabriel Dávalos. Fernando Alonso y Grettel Morejón durante la celebración de su 98 cumpleaños