Fernando Madrazo: “esto se acaba"

Por Malaka

Un toro semental y una vaca de cría de la ganadería de lidia de Fernando Madrazo, en la dehesa El Gustal de Campocerrado, en Martín de Yeltes (Foto: EFE)

La desaparición o drástica reducción en los últimos años de cinco o seis vacadas emblemáticas del Campo Charro ha encendido la voz de alarma entre los ganaderos salmantinos, hasta el punto de avisar de que "esto se acaba", como ha declarado hoy a Efe el criador Fernando Madrazo.

Nieto del célebre ganadero Manuel Arranz, fallecido en los años sesenta y cuyas reses marcaron una época en la fiesta brava durante el segundo tercio del siglo XX, Madrazo mantiene "por puro cariño y tradición familiar" lo que "ya no es sostenible económicamente".

Y lo hace en la Ribera de Campocerrado, a la vera del río Yeltes -el más taurino de la geografía española-, dentro de la dehesa de "El Gustal": cientos de hectáreas de pasto, roble y encina donde pacen dos sementales, una punta de vacas junto a otra de erales, y tan sólo un encierro de saca para una novillada en Morata (Madrid).

"Esto se acaba porque no compensa. Es una pena. Hoy sólo pueden ser ganaderos los cinco o seis grandes que lidian en Madrid", lamenta Madrazo, de 57 años y bancario prejubilado, mientras da de comer de su propia mano un ramón de encina a un toro de seis años al que ha criado en biberón desde que la madre murió de parto.

El rigor administrativo y sanitario, unido a la disminución de festejos por la crisis y el precio a la baja que han experimentado las novilladas y corridas de toros, amenazan con dar la puntilla a hierros de solera e históricos como el de Atanasio Fernández, vecino de Fernando Madrazo al igual que otras dehesas linderas pertenecientes a las familia de Galache y Cobaleda.

"No compensan ni los gastos, ni el sacrificio, ni el trabajo dedicado. Aún no se si la novillada que el año pasado me pidieron en Morata de Tajuña (Madrid) va a poder celebrarse o no", explica el nieto de Manuel Arranz.

Al precio actual del pienso, 30 céntimos de euro el kilo, cada animal puede suponer un coste, desde que nace hasta que engorda, de 2.000 euros (come una media de cinco kilos diarios), por lo que una novillada, "para que sea rentable, la tienen que pagar a partir de 11.000 euros", hecho que muy raras veces se da, salvo si los utreros tienen como destino una plaza de primera, ha precisado.

Su abuelo, junto a Antonio Pérez Tabernero, compró antes de la guerra la vacada colmenareña de Vicente Martínez, a la que echó un semental de aquél y posteriormente uno de Graciliano Pérez Tabernero tras un intento inicial y fallido con un macho del Conde de la Corte.

Los dos primeros fijaron el carácter y tipo de la ganadería que, tras la muerte de Arranz, sus herederos mantuvieron unos años hasta su posterior venta a Ramón Sánchez, en 1976, a quien Fernando Madrazo recompró parte de lo que fundó su abuelo.

El criador de "El Gustal" echará en breve a sus vacas un semental de Juan Luis Fraile para volver a buscar la sangre de Graciliano que en tiempos procuró tantos éxitos a la familia a través de toros no muy grandes, pero bien cuajados y armados, que finalmente no pudieron superar la exigencia del toro grande en Las Ventas durante la etapa en que Manuel Chopera, años ochenta, gestionó la plaza de Madrid.

No cree Madrazo que parte de la solución a esa grave amenaza de desaparición pase por el uso turístico de las ganaderías mediante visitas guiadas u organización de tientas, comidas o espectáculos prácticos, como ya es frecuente en haciendas andaluzas.

"Eso no sería posible aquí por el clima, mucho más frío y lluvioso durante más meses. No lo aguantaría nadie. Hasta en eso estamos en desventajas con Andalucía", ha explicado el criador.

La dehesa de "El Gustal de Campocerrado", como así se denomina conserva su placita de tientas poligonal y no esférica, "porque así se pueden 'ver' mejor a las vacas", al disponer éstas de los ángulos como posibles querencias que delaten su mansedumbre, y que habitualmente tientan el matador Eduardo Gallo y el hijo del ganadero.

Debajo del palco de invitados, un salón-comedor exhibe fotografías de Manuel Arranz, fallecido en 1966, además de carteles con el hierro de los "arranes" en plazas de primera como Bilbao que entonces mataban figuras como Paco Camino y Santiago Martín "el Viti".

EFE. Publicado en ABC 06-02-2011