Una agricultura basada en la ecología, se fundamenta en el uso sistemas de producción que respeten la salud y el medio ambiente, eludiendo la utilización de sustancias químicas perjudiciales o el uso de sustancias para el control de plagas. Los abonos nitrogenados (ricos en nitrato), normalmente contienen potasio, fósforo, cal y una materia nitrogenada que los cultivos extraen de la tierra. Sin embargo, este tipo de abonos pueden provocar daños en los ecosistemas que finalmente repercutirán en los productos que lleguen al consumidor final.
La ventaja de los abonos ecológicos, comienzan desde que el agricultor o cualquier persona que disponga de un cultivo, jardín, etc., puedan utilizar este tipo de fertilizantes, que se obtienen a partir de sustancias vegetales o animales. Estos abonos ecológicos presentan varios beneficios para el medio ambiente en contraposición a los sintéticos.
Este tipo de fertilizantes orgánicos mejoran las condiciones de la tierra al aportar los nutrientes de las propias plantas, protegiendo el suelo de la erosión y permitiendo que se establezcan unas condiciones beneficiosas que eviten el exceso de minerales, también eluden la contaminación química. Sabemos que los abonos industriales no pueden ser absorbidos por las plantas en su totalidad, por lo que se origina una salinización del suelo. Este tipo de productos, usados de manera muy continuada, pueden alterar el suelo e incorporar a las aguas sustancias peligrosas y tóxicas para el medio ambiente y los organismos vivos.
Como conclusión podemos destacar que aunque estos fertilizantes tienen algunos inconvenientes, como por ejemplo que su rendimiento sea menor que el de los productos industriales, los avances en el campo de la investigación y desarrollo están mejorando muchos de los aspectos que dificultan su uso y cada vez encontramos más casos de personas, empresas e instituciones que cumplen con rigidez el respeto al medio ambiente.
Artículo creado por Paula Sanz, bióloga para Novainsectos