Diego Antón Page Goyoaga, un adolescente de 16 años, natural de Bolea, fallecía el miércoles pasado al haber recibido una embestida en la sesión de vaquillas de las Fiestas de San Lorenzo de Huesca, cuando faltaban unos minutos para que acabasen. Tras la cogida, el joven, alumno del IES Pirámide, fue trasladado rápidamente a la enfermería de la plaza de toros, donde entró en parada cardiorrespiratoria. Una UVI móvil lo trasladó al Hospital San Jorge de Huesca aunque ya nada se pudo hacer por su vida. El Ayuntamiento decidía suspender todos los actos festivos y decretaba dos días de luto oficial salvo la ofrenda al santo, en señal de duelo. “Lamentamos profundamente esta desgracia”, explicaría la alcaldesa Ana Alós, quien añadía que “ha sido un duro golpe” y “es la primera vez que ocurre algo así durante la celebración de las vaquillas”. También Carmen Gutiérrez, alcaldesa de Bolea, lugar en donde Diego Antón Page había nacido, declaraba que “la gente está consternada. Es una desgracia tremenda que haya pasado esto a un joven”. Una desgracia que, pese a ocurrir demasiado a menudo, se repite cada año como parte de la fiesta.
Dos días más tarde, en Deltebre (Tarragona), el Ayuntamiento decretaba otro día de duelo y suspendía todos los actos programados en el marco de su fiesta mayor, después de que Juan José Fumadó Magriñà, un vecino de Sant Jaume d'Enveja (Tarragona), de 44 años y residente en el lugar, sufriera un accidente mortal en el encierro mientras participaba en un “correbou”. El animal impactó contra el burladero que sirve para que los asistentes se escondan, se desprendió una valla metálica que formaba parte de la estructura, cayendo sobre Fumadó, que se desnucó y no pudo ser reanimado por los sanitarios. Hasta la medianoche del viernes, las banderas ondearon a media asta con un crespón negro en señal de luto y los actos relacionados con al fiesta mayor fueron suspendidos por el alcalde del municipio, Gervasi Aspa (ERC), y los representantes de asociaciones de vecinos y entidades organizadoras. Deltebre cuenta con una larga tradición taurina y, durante sus fiestas municipales, se celebran múltiples actos relacionados con toros y vaquillas, especialmente 'correbous' y 'bous embolats', que consiste en atar dos bolas de fuego a los cuernos del animal. El reglamento prohíbe expresamente que los menores de 14 años participen en los encierros de toro embolado. No obstante, decenas de menores lo siguen desde las gradas.
Antes de que acabe el mes, se esperan más desgracias en las corridas o en los “correbous”, pese a que todos cumplan con todos los permisos y normas de seguridad. La única solución que las evitaría sería su eliminación definitiva. Como ocurrirá en San Sebastián, donde el gobierno de Bildu anunciaba ayer que no renovará ni firmará un nuevo contrato de explotación de la plaza de toros. Unos 53.000 toros murieron en las corridas celebradas en España en los últimos cinco años, durante los que las administraciones públicas dieron más de 2.800 millones de euros en subvenciones a la industria taurina. Son datos recogidos por la Fundación Altarriba sobre la llamada fiesta taurina, mantenida a flote a pesar del creciente rechazo que genera en buena parte de la sociedad. Una encuesta de Gallup señala que el 72% de la ciudadanía no está interesada en los toros. Según el estudio, en España se organizan unas 2.000 corridas de toros por año, que reciben una subvención anual de 564 millones por parte de las distintas administraciones públicas, sobre todo del PP y del PSOE.
Los ‘bous al carrer' suponen “un riesgo inaceptablemente elevado” para miles de personas cada año, según la Protectora de Animales. En algunas comunidades, como la valenciana, en el 2008, se registraban más de 30 muertos y 400 heridos en los últimos ocho años por festejos de toros y vaquillas. Y la Sociedad Valenciana Protectora de Animales y Plantas reclamaba la apertura de un debate sobre la “conveniencia” de estos espectáculos, que tienen “un riesgo inaceptablemente elevado" y cada año hay que lamentar fallecidos y centenares de heridos. Pero, en España, solo Catalunya ha prohibido la celebración de corridas de toros, aunque mantiene otros actos en los que se maltrata a los toros y se registran también heridos y muertos. Y en el mundo, cada vez son más países, como Argentina, Canadá, Cuba, Dinamarca, Alemania, Italia, Holanda, Nueva Zelanda y Gran Bretaña, entre otros, los que no celebran esta clase de festejos.