Segunda jornada plagada de estrellas y estrellados la que se vivió ayer en la ciudad donostiarra. La más esperada, sin duda, la tercera película de Ben Affleck en su faceta como director, Argo, una proyección que se saldó al finalizar con un largo aplauso por parte de la prensa especializada y del público. Y es que la obra del actor es, sin duda alguna, la mejor que ha realizado hasta el momento batuta en mano. Un filme cargado de tensión y una ironía fina abanderada esencialmente por Alan Arkin y John Goodman, el dúo cómico del espectáculo.
La crónica de la segunda jornada de la 60ª edición del Festival de San Sebastián, tras el salto.
Argo, que no entra a concurso, se ambienta en 1979, momento en el que el pueblo iraní sufre una crisis política y pide la cabeza del Sha, su ex-gobernador, a EEUU, que asila al dictador que el país norteamericano puso en su día en el poder para controlar los pozos petrolíferos, resultando ser el dictador más cruel. Los iraníes se rebelan y deciden asaltar la embajada estadounidense con el fin de secuestrar a los empleados y negociar con los americanos. Es entonces cuando entra en juego Tony Méndez (Affleck), un agente de la CÍA que trabaja en operaciones de rescate y es convocado por las autoridades para que asesore en la misión de salvamento de seis trabajadores que lograron escapar del asalto y permanecen ocultos en la ciudad iraní. Al protagonista se le ocurre la absurda y genial idea de simular el rodaje de una película de Hollywood, con el fin de obtener el permiso para entrar en el país y sacar a los empleados.
El relato, basado en hechos reales, tiene un brillante libreto confeccionado por Chris Terrio con piezas del artículo periodístico en el que Joshuah Bearman contó la aventura. A pesar de imponerse como una magnifica cinta, de lo mejor de este Festival en lo que llevamos, no se salva, eso sí, de contener una tilde patriótica con un final made in Hollywood que transforma la obra en el perfecto manjar de los próximos Oscar, un desenlace de lo más norteamericano y, en apariencia, políticamente favorable a su nación que el realizador intentó explicar, algo apurado ante la cuestión, en la respectiva rueda de prensa que ofreció junto a Alan Arkin. "Tengo amigos tanto demócratas como republicanos, y me gustaría que todos vieran Argo (..) Es cierto que Reino Unido y EE.UU instalaron al Sha por petróleo, pero no todo lo que hace EE.UU. tiene efector perniciosos", precisó el intérprete.
"Cuando realicé la película no esperaba la resonancia que iba a tener", afirma Affleck al preguntarle sobre su vinculación a los hechos que acaecen actualmente. "Es un homenaje a los diplomáticos, que muchas veces ponen en peligro su vida y ahora, trágicamente, hemos visto un ejemplo de por qué merecen esta clase de homenaje. Es un trabajo que exige mucho sacrificio y, a veces, el último sacrificio".
Asimismo y a pesar de confirmar que no tiene entre manos ningún otro proyecto futuro, confesó que aún tiene en mente la adaptación de The Stand, la novela post-apocalítptica de Stephen King con la que hace meses se le asoció, pero el problema esencial es que el guión puede resultar demasiado largo y complicado en su confección (el libro consta de tres entregas).
Pero no todo fueron Ben Affleck y su Argo, el día dio para mucho más, ya que también se proyectó la patria Blancanieves, un filme de Pablo Berger que compite en Sección Oficial y que ofrece una visión a la española del cuento de los Grimm, con ligeros toques en su estética, en blanco y negro y muda, a The Artist, la película cuenta con las interpretaciones de Daniel Giménez Cacho, Maribel Verdú y Macarena García, entre otros. Una obra entretenida quizás, pero nada más allá de un producto anecdótico que puede dibujar unas cuantas sonrisas en los espectadores y hacer olvidar proyecciones mucho más indigestas y pesadas como Post Tenebras Lux, cuyo director Carlos Reygadas se hizo con el Premio al Mejor Director en Cannes, lo cual hace pensar que en la ciudad francesa toman drogas de las duras, porque o el visionado se realiza puesto de estupefacientes hasta las cejas o no hay quién entienda esta obra sobre la que explicar su argumento es un reto mayor, incluso, que entender lo que dicen sus protagonistas mexicanos. Así que me ahorraré el esfuerzo y sólo diré que el filme se centra en Juan, un padre de familia que vive en el campo, y ya.
Hoy se presenta otro de los títulos más esperados, Savages, de Oliver Stone, quien llegó a San Sebastián junto a los protagonistas del film, Benicio del Toro y un macarrilla y menos regordete John Travolta, siendo recibidos entre vítores por la ciudad. Asimismo, se proyectarán en Sección Oficial Dans la Maison, de François Ozon, sobre un profesor y su retorcido alumno, El muerto y ser feliz, una comedia negra de Javier Rebollo sobre un asesino a sueldo que se embarca en un viaje, y The Imposter en la sección de Zabaltegi, un documental de Bart Layton, galardonado en el Festival de Miami, sobre un muchacho que se hace pasar por el hijo desaparecido de una familia, que le acepta aún sin parecerse en nada a él.
Es pronto para asegurarlo, quedan muchos días por delante, pero puede que estemos ante uno de los mejores festivales que ha podido vivirse en la ciudad donostiarra en los últimos tiempos.