Festivaleros

Publicado el 14 junio 2012 por Desmarcados @blogdesmarcados
"No hago los filmes para el público, son películas privadas que hago para enseñar sólo a algunas personas"

Monsieur Carax

Así se explicaba el director francés Leos Carax, mientras mascaba chicle y sin muchas ganas de hablar, en la presentación de su última película, 'Holy Motors' en el Festival de Cannes 2012. Recibió aplausos y abucheos, desproporcionados en ambos casos, pero a él le da igual. Es la salsa de la vida festivalera. Que hablen de ti, de tu película, de tus actrices, de lo transgresor que eres. Artista. POLÉMICO. Genio. Reina por un día entre focos, micrófonos y críticos que se pelean por conseguir un pase en cines con aforo muy limitado para ocasiones como estas. Carax, que ya participó en Cannes con otras películas anteriormente, no es un director muy comercial, que digamos, con esa estudiada imagen de enfant terrible pasado de todo. Un personaje tan hecho para festivales de cine como Manolo el del Bombo para Mundiales y Eurocopas. Sería imposible vivir sin ellos en esas citas.

Hay personajes que brillan, que se gustan, que se erectan en los grandes escaparates. Donde con su genio y su obra, emergen y explotan cual supernova, difuminándose al finalizar esos festivales, esos Mundiales. Godard es el Di Stéfano del cine festivalero. El presidente honorífico que no manda (otros más jóvenes, más POLÉMICOS, más terribles se han adueñado de la calle) pero cuya presencia honra y magnifica la institución, festival, mostra o certamen que se precie.Carax, Noe, Kiarostami, Reygadas, Hsiao Hsien... Son perros viejos de los festivales, animales que se saben mover en estos páramos pero que una vez bajan al territorio de los mortales, pierden su gracia. Su conexión con la realidad. El cine independiente, por supuesto, debe tener su foco, su lugar, su caja de resonancia. El problema surge cuando emergen figuras que viven exclusivamente de ello, que hacen de estos festivales un amplificador de su ego y su obra, mezclados en la misma salsa. Luego, tal vez,  podemos discutir si sus obras son buenas, malas o demenciales. Lars von Trier, en cambio, se sabe mover en ambos lados de la frontera. Es una especie de Roberto Baggio de la escena. Aplaudido y magnificado tanto en los torneos de la regularidad, en las taquillas, como en festivales, donde siempre tiene su momento de gloria.  

Schillaci, estrella por sorpresa de Italia 90 

Al contrario que estas vedettes festivaleras, en el fútbol hay muchas menos aves que vuelen tan alto en grandes competiciones internacionales. Además, un director puede realizar diferentes obras, participar en varios festivales, o en el mismo durante muchos años. En el fútbol, en cambio, tienes pocas posibilidades de participar en Mundiales, Olimpiadas, Eurocopas o Copas Américas. Hay algunos 'one hit wonders' que brillan en estas competiciones y luego desaparecen. Futbolistas talentosos que bien por la fortuna o bien por un buen momento con su selección acaparan titulares durante estos eventos. Recuerdo al gran Totó Schillaci, que llegó de rebote al mundial de Italia y acabó siendo el máximo goleador del campeonato, sin brillar después en la Juve ni en el Inter.  Kenneth Anderson, figura de la gran Suecia del Mundial del 94, donde marcó 5 goles, luego tuvo una discreta carrera en Italia y Turquía. Bernd Schuster fue la sensación de la Eurocopa de Bélgica en 1980 y, pese a tener una carrera de éxito en Barça, Real Madrid y Atlético, con la selección Alemana no volvió a destacar. Karel Poborsky guió a la República Checa hasta la final de la Euro 96, aunque  luego no tuvo tanta suerte fuera de su país.
Luego hay otros que hacen lo contrario. Brillan en sus equipos pero llega un torneo grande de selecciones y desaparecen. ¿Le ocurrirá lo mismo a Cristiano Ronaldo en esta Eurocopa? De momento, al contrario que Carax, no ha salido mascando chicle al campo.