Por otra parte, a menudo son filmes que dejan en el espectador un poso de amargura, de cierto desencanto ante la vida. Si a eso añadimos una pizca de "denuncia" (de lo que sea), un toque burlesco o satírico contra la Iglesia (y los curas, sobre todo) y un plantel de actores con glamour, podemos entrar con facilidad en las quinielas de los filmes aspirantes a los grandes premios. A parte de contradecir su original sentido ("el cine es una fábrica de sueños", decían en Hollywood durante los años 20 y 30) y de la ofensa gratuita que parece obligado hacer para manifestar "independencia" y "originalidad", el negocio de los premios cinematográficos se hace cada vez más aburrido.
En esta misma línea, comentamos anteayer en este blog la iniciativa de CinemaNet y su Young Values Film Festival, celebrado en Barcelona el pasado 12 de junio, que premiaba los cortos y los guiones de jóvenes cineastas que quieren hacer un cine en favor de los valores, que enriquezca y entusiasme en vez de empobrecer y dealentar, y que llene las pantallas con historias verdaderamente humanas y positivas.
Por su parte, Elizabeth Lev, profesora de Arte y Arquitectura en el campus italiano de la Universidad Duquesne y en el programa de Estudios Católicos de la Universidad de Santo Tomás, escribe en Zenith de una nueva iniciativa en Italia. Se puede contactar con ella a través de la dirección de correo electrónico lizlev@zenit.org. He aquí su propuesta.
¿Qué ha sido, nos preguntamos, de los días en los que filmes como Beckett y Un hombre para la eternidad o incluso Sonrisas y Lágrimas acaparaban todos los premios de los festivales?
Una realizadora católica, Liana Marabini, ha decidido desafiar a estos festivales con uno propio, y la semana pasada tuvo lugar en el Auditorio de Vía de la Conciliación el primer festival de filmes católicos de Roma. Con el patrocinio del Consejo Pontificio de la Cultura, esta reseña que ha durado una semana presentó filmes, documentales y obras televisivas que ilustran “valores morales universales y modelos positivos”.
El festival, titulado Mirabile Dictu (in latín “maravilloso de decir”), seleccionó filmes de todo el mundo. Un jurado compuesto por actores, escenógrafos, productores y un teólogo concedió los seis premios para el mejor filme, mejor documental, actor de cortometraje y dirección. El premio a la carrera fue a Giancarlo Giannini, que trabajó con Luchino Visconti, Ranier Werner Fassbinder, Lina Wertmüller y Tony y Ridley Scott, y ha sido visto recientemente junto a Daniel Craig en la nueva aventura de James Bond.
Mirabile Dictu no es el primero de su categoría. El más antiguo Festival Internacional Cinematográfico y Multimedios Católico se celebra cada año en Niepokalanow, Polonia, y este año celebró el 25 aniversario. En 2009, debutó en Miami con gran éxito el JP2 International Film Festival. En Roma, entre el festival de Cannes y el de Venecia, Mirabile Dictu está dispuesto a convertirse en el caput mundi del cine católico.