San José. Iglesia parroquial
de Cantillana
Así es que hay que excluir en absoluto la paternidad física, pero se le ha dado a San José muchos diferentes títulos: padre nutricio, padre adoptivo, padre legal, etc...pero ninguna en sí define la plenitud de la misión de San José en la vida de Jesús. La que mas se le asemeja es padre virginal.
De hecho, San José ejerció sobre Jesús la función y los derechos que corresponden a un verdadero padre, del mismo modo que ejerció sobre María, virginalmente, las funciones y derechos de verdadero esposo. Ambas funciones constan en el Evangelio. Al encontrar al Niño en el Templo, la Virgen reclama a Jesús:"Hijo, porque has obrado así con nosotros? Mira que tu padre y yo, apenados, te buscábamos". María nombra a San José dándole el título de padre, prueba evidente de que San José era llamado así por el propio Jesús, pues miraba en José a un reflejo y una representación auténtica de su Padre Celestial.
Solo a un hombre tan puro y humilde como San José pudo encomendar el Señor la llamada de ser esposo de la Madre de Dios. Qué lazo tan sublime, formado por el Espíritu Santo; el más sagrado después del que une la humanidad con la divinidad en Cristo, o como el lazo que unía a María con Jesús.
El matrimonio de San José y de María Santísima está lleno de virtudes, de armonía de dos corazones que viven para amar primariamente a Dios y a su misión de ser padres del Dios hecho hombre. Abnegación profunda de estas dos vidas, la una para la otra, compartiendo los dolores y alegrías; las espinas, la pobreza, el amor, el respeto, santidad, luz, paz...
San José. Ermita de Ntra. Sra de la Soledad
(Cantillana)
Jamás matrimonio fue tan maravillosamente fecundo como este matrimonio virginal. El Espíritu Santo realizó el milagro de que la virginidad de María, amparada y salvaguardada por la virginidad de José, trajera al mundo nada menos que al Salvador, al Hijo de Dios, al deseado de las naciones, al Redentor de la humanidad, que se dignó someterse no solamente a María, su verdadera madre fisica, sino también a José, a quien respetaba y honraba con el dulcísimo nombre de padre.