Hoy es festivo nacional. Si me descuido, ni me entero. Yo estoy ya en plan abuelilla, que no sé ni en qué día de la semana vivo. ¡Ahora las comprendo!.
Por si no lo he dicho antes, no me gustan nada los días festivos, sobre todo si son nacionales. Ya sé que es necesario que haya festivos en los que no trabaje nadie (o casi nadie) pero para mi estos días siempre han sido siempre sinónimo de aburrimiento, de no saber qué hacer.
No es que en mi plan entrara el irme a ver tiendas (¡Dios me libre de ir en fin de semana pudiendo ir de diario!), pero cuando todos los negocios funcionan a pleno rendimiento parece que hay otra vida. Madrid, con todo cerrado es una ciudad fantasma. Con el consumismo fuera de combate, los 4 ó 5 millones de madrileños terminamos yendo a los mismos sitios a pasar el día: el Prado, el Retiro, el Zoo, el Madrid de los Austrias y pare usted de contar. Siempre he dicho que en Madrid no se puede ir a ninguna parte en día festivo y menos si el plan sale gratis.
Así que no sé en qué vamos a emplear el fin de semana (a parte de comer en familia los dos días), que no estoy yo por la labor de meterme donde haya mucha gente, no sea que con la astenia me de un jamacuco de los míos.