Desde principios de mes todo el mundo espera con impaciencia su llegada, y todos los músicos nacionales y extranjeros que la conocen planean su espectáculo con meses de antelación mientras intentan reservar una buena esquina o plaza para tocar. La fiesta acaba tarde (o pronto, depende de cómo se mire) y, en ciudades como Montpellier, representa el comienzo de los nuevos horarios de verano, cuando se permite a los bares cerrar una hora más tarde.
Dicho esto, me voy a adecentarme un poco, que tanto concierto gratuito me ha dejado para el arrastre...