Kim Hyeong In bulle de rabia desde que se marchó su única amiga del instituto en que los profesores se dirigen al alumnado por su número en la lista. Las burlas y menosprecio de sus compañeras de clase a esa chica, Bo Ram, la enfurecen y acaba estallando. Todo empeora cuando ésta le escribe un mensaje diciéndole que sea feliz momentos antes de suicidarse.
Go Kan Dae se ha mudado del pueblo donde vivía a la gran ciudad para perseguir su sueño de ser dibujante de cómic. Para ello vivirá con su tío, el hombre que lleva Fever.
Kang Ji Jun es rechazado una y otra vez, lleva ya más de una veintena de negativas. El alcohol y un carácter explosivo le deparan un mal futuro. Al menos cuenta con Lee Aini, un buen amigo cuya hermana mayor, Airib, una atractiva y carismática presentadora, puede ser su próximo amor no correspondido. Reseña Algo de lo que adolecen todas estas obras sungjeong (shôjo de origen coreano) es una narración caótica que, al darse de la mano con traducciones más que dudosas, hace que sea muy difícil seguir el hilo de la trama y entender de qué va la cosa. A Fever le pasa esto mismo. A pesar de que globalmente es una historia interesante que toca temas espinosos y tiene personajes carismáticos, cuesta seguir las andanzas de unos y otros. Con todo, no es la obra más sangrante en este sentido, recuerdo cosas peores, como la mencionada K2.
El mayor problema que tiene la serie es que quiere contar más de lo que dan de sí estos cuatro tomos. Si en teoría la historia principal es la de Hyeong In, al final queda como secundaria frente a la subtrama de Ji Jun, que me ha resultado mucho menos interesante porque éste no ha dejado de parecerme un niñato violento e inmaduro. Y en cuanto a Kan Dae, que se suponía que era un protagonista, acaba siendo poco más que mero relleno. A ellos se les suman otros personajes que también habrían merecido un espacio que no tienen. Ni siquiera se termina de tener mucha información de Peter, el hombre que lleva la "residencia" Fever, cómo surgió la idea y la puso en marcha... nada.
Como ya he comentado en otras reseñas de este tipo de series, el punto más fuerte que suelen tener es el dibujo tan bonito que nos encontramos en las páginas y en las portadas. Los personajes son estilizados, atractivos y con un diseño de vestuario que parecen salidos de catálogos de moda.
En definitiva, una serie con elementos interesantes en la trama, sobre todo por cómo toca el tema del suicidio, el acoso o la presión social y familiar en una sociedad tan exigente como la surcoreana. Lástima que se hayan quedado hilos sueltos, relaciones a medio definir o con desenlaces que me han parecido poco satisfactorios dado lo atropellado del final. Valorando todo esto y conociendo los puntos débiles, creo que a pesar de todo os puede merecer la pena probar a leerla al menos una vez.