La remodelación de un espacio libre en el centro de Nantes en el año 2015 se ejecutó de una forma ingeniosa: un campo de fútbol en forma de croissant que recupera su forma rectangular al verse reflejado en un espejo curvo. Un deporte divertido: jugar en campo anamórfico.
El proyecto fue diseñado por el estudio de arquitectura Barré-Lambot, que lo contempló como parte de un proyecto Playground, creativa iniciativa de espacios deportivos para niños.
Desde el aire puede verse la forma de judía y desde el espejo troncocónico elíptico el reflejo es un campo rectangular convencional.
La realidad quizá no sea lo que parece: la matemática ayuda a entenderla.