FICCIÓN DISTÓPICA: “The Independence Day”, crónica del día después (*)

Publicado el 02 noviembre 2017 por Alberto Garcia @ensurincon


"¡Va por ustedes!"


El 27 de octubre ha amanecido aquí en Catalunya como un día cualquiera, después de todo un día de celebración y resaca independentista. Los catalanes se apresuran a sus trabajos, pagan sus peajes en las autopistas, acuden a sellar el paro y hacen gestiones varias en las diferentes administraciones.
Los partidos políticos se reorganizan y el Govern designará un equipo de conseller para hacer idénticas funciones que sus homónimos los ministros españoles. Los Presupuestos Generales de la República, revisarán los salarios del Govern y de los diputados parlamentarios sentando las bases de un salario más justo, equitativo y europeo para los nuevos "padres de la patria". Queda pendiente la titánica tarea redactar, plagiar o copiar/pegar una Constitución propia.


Los problemas sociales, económicos y políticos tendrán similar tratamiento a los de la nación hermana. El Orden está garantizado, los Mossos d´Esquadra seguirán siendo los encargados de reprimir –en la nueva República– las manifestaciones no autorizadas e incluso las autorizadas, si se salen de los cauces establecidos. Se aumentará en cantidad y calidad la dotación del equipo de antidisturbios. El Progreso también esta garantizado, se mantienen los mismos impuestos, idéntico salario base, las prestaciones sociales no varían y los recortes en Sanidad y Educación se mantienen.
Empresas y empresarios vuelven a respirar tranquilos e incluso están volviendo a trasladar sus sedes a la República, alentados por las nuevas ventajas fiscales y laborales… “Esto es más de lo mismo, la República no va a poner patas arriba el orden social”, han declarado los empresarios reunidos con las principales fuerzas políticas. Govern, patronal y sindicatos han acordado declarar el 26 de octubre Fiesta Nacional recuperable, mantener unos salarios mínimamente competitivos y renunciar a las subidas salariales a fin de estabilizar a la joven República.
Para evitar desajustes, problemas económicos y financieros, no se creará una “moneda catalana”. El euro continuará existiendo, la "Real Casa de la Moneda" de Madrid ha ganado el concurso para suministrar a la República monedas, billetes, sellos y timbres. Los bancos aplicarán los mismos tipos de intereses y seguirán actuando como en el resto de la Península.
“La corrupción de algunos partidos y políticos, será estudiada en diferentes comisiones, pero no es por ahora un tema prioritario”, ha declarado el nuevo Presidente de la República. Con estas declaraciones, la corrupción pasa a un segundo plano y las investigaciones seguirán un proceso similar a las corruptelas detectadas en... la nación hermana.
Se abrirán embajadas propias, se iniciarán negociaciones con la UE y se revisará la cuota de emigrantes a recibir. Bruselas calculará, en breve, el número de escaños que la República ocupará en el Parlamento Europeo. La nueva República y la vieja Monarquía de la Península, mantendrán igualmente diversas reuniones de trabajo para perfilar temas de mutuo interés. El actual monarca español, Felipe VI, ha recordado al Govern que las monarquías siempre han reportado grandes beneficios a las naciones y que Zarzuela no tendría ningún inconveniente en asumir una nueva corona.
En las calles de las principales ciudades catalanas, los equipos de limpieza llevan a cabo una labor ingente, la recogida de pancartas, octavillas, senyeras, esteladas, barretinas… e ilusiones.
(*) Como curiosidad, al margen de la crónica política, comentar que un equipo de geólogos del Govern y del Gobierno estudiaron –antes de la declaración de independencia– la alarmante posibilidad de que "España se rompiera" por estos trajines políticos. Reproducimos parte del informe:
"El riesgo de fractura de la Península es inexistente. El mayor riesgo de fractura ocurrió con el movimiento de la Placa Ibérica respecto a Eurasia durante la orogénesis Alpina y apertura del Golfo de Vizcaya. No hay placas tectónicas, ni fisuras sísmicas relevantes para producir un fenómeno de este tipo. Tampoco hay constancia que los periodos políticos más convulsos ocurridos en la Península durante siglos, hayan afectado a su orografía fracturándola. Por contra, si se ha constatado una creciente deforestación, deterioro de los recursos hídricos y una manipulación excesiva de su orografía debido a las explotaciones mineras, sondeos, asentamientos urbanos, pantanos, carreteras, ferrocarril y aeropuertos. Fruto todo ello de gobiernos y políticas irresponsables. Por este motivo, concluimos que España no se rompe por políticas independentistas... pero si la han dejado muy cascada otro tipo de políticas".