Fidelidad del texto sagrado (II)

Por Daniel Vicente Carrillo


Y comoquier que Mahoma, en todo el tiempo de los XXIII años que él dava la ley y fazía el Alcorán, siempre mudava versos y siempre mandava muchas cosas que se fiziessen por autoridad de versos del Alcorán y después mandava el contrario, pero dava autoridad por otros versos que revocavan los versos primeros, así como parece en el mudar del alquibla, el qual mudó por autoridad del Alcorán que fiziessen la oración hazia la casa santa de Hierusalem, y después mandó que no fiziessen la oración hazia la dicha casa de Hierusalem sino hacia la casa de Mequa, en drecho de la torre que se llama Alcabba. Y por essa causa se llama agora Alquibla, de la qual alquibla y del qual mudamiento diré algo en el capítulo de los escándalos.
Y así digo que por estas causas nunca mandó Mahoma que su Alcorán fuesse copilado ni que fuesse puesto en capítulos y en libros, así como agora está, antes lo tenía en las sobredichas cédulas en la susodicha arca, encara que muchas cédulas se perdieron y no fueron falladas. De manera que, si Mahoma biviera cient años, siempre fiziera cédulas y siempre mudara leyes y nunca Alcorán se acabara. Y por essa causa no lo puso Mahoma en el estilo que agora está. Pero después que morió Mahoma, en el tiempo que Hozmen, yerno de Mahoma, fue rey y alcalifa, que era el tercero rey después de Mahoma, ca muerto Mahoma successió luego y fue rey y alcalife Ubequar susodicho, y después de Ubequar fue alcalifa y rey Homar Alhatab, y los dos fueron suegros de Mahoma, y después de Homar fue alcalife este sobredicho Hozmen, yerno de Mahoma, el cual tomó las cédulas del arca y començó de ordenar los capítulos y poner nombre a cada capítulo. 
(...) 
Y así mesmo lo pruevo que el sobredicho Hozmen, copilador del Alcorán, falló en casa de Axa, muger de Mahoma, muchas cédulas del Alcorán comidas de ratones, de las quales no pudo sacar cosa ninguna, las quales cédulas estavan tras de un arca, podridas de la humidad y comidas de ratones. Así mesmo lo pruebo por los dichos libros que el susodicho Hozmen, en el tiempo que copilava el Alcorán, yva de uno en uno demandando lo que cada uno sabía del Alcorán; y algunos le dizían cómo havían olvidado mucho d'él, y otros le dizían en tal pared fallarás escritos tales versos y tales, y así otros. Pero con todo no falló el verso que mandava en el tiempo de Mahoma que los casados fallados en adulterio que fuessen apedreados, el qual verso se llamava en el tiempo de Mahoma 'ayate ragime' que quiere decir "verso del pedrear", el qual verso estava en el capítulo sexto, libro tercero, "de la luz". De manera que más grande y de más versos era el Alcorán en el tiempo de Mahoma que no es agora. 
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Y así digo que suna quiere dezir "camino" y "ley", o seguir los dichos y actos y consejos de Mahoma, los quales dichos y consejos y actos escrivieron sus discípulos de Mahoma después de su muerte; y después de sus discípulos de Mahoma escrivieron los moros y trasladaron aquellos libros de los discípulos y añadieron y quitaron y trastocaron los dichos de Mahoma y los actos. De manera que se fallaron tan grandes confusiones en todos los libros que lo que Mahoma avía mandado en su tiempo afirmative avían puesto negative, y lo que Mahoma avía puesto y mandado en su ley negative posieron ellos afirmative, fasta que vino la ley de Mahoma a punto de perderse y de destroyrse. Por la qual cosa y perdimiento y división que vino en la secta mahomática y porque no perdiesse del todo, acordose un alcalifa, que quiere decir "rey general" de los moros, y mandó pregonar por toda la morisma que todos los letrados y alfaquiyes y sabios veniessen a la ciudad de Damasco, donde estava el sobredicho rey o alcalifa, y que traessen consigo todos los libros que se fallassen escritos por todas las partes de los moros de la suna y de los dichos de Mahoma, fechos y actos. Y así venieron todos los letrados y sabios de todos los moros que en esse tiempo se fallaron, los quales truxieron todos los libros de la suna.
Entonces mandó este alcalifa susodicho o rey de los moros que fuessen escogidos seys alfaquíys y sabios entre todos los otros, y que fuessen estos seys los más entendidos en la suna. Y así fueron escogidos seys, los más sabios de todos los que entendían en la suna de Mahoma, los quales fueron escogidos entre doscientos letrados y sabios que allí eran llegados. (...) Entonces llamó el sobredicho alcalifa a estos seys letrados y mandó que todos seys entrassen en una casa solos con todos los libros que fasta aquel día fueron fallados de la suna y que cada uno copilasse un libro por sí de todos los dichos, actos y fechos de Mahoma que a ellos pareciesse ser verdaderos. Y cada uno posiesse nombre a su libro por su proprio nombre. Los quales seys letrados sobredichos entraron en una casa con todos los libros que havían traýdo de todas las partes de los moros, y cada uno copiló un libro llamado por su proprio nombre, y presentáronlos al rey o alcalifa. Y después que fueron mirados los dichos seys libros y examinados por todos los otros doctores que allí eran venidos, mandó el sobredicho rey que todos los otros libros fuessen echados en un grande río que ay en Damasco, que se llama Adegele, y así cargaron dozientos camellos de los libros que allí se fallaron, y todos fueron echados en el dicho río. Así mesmo mandó este rey pregonar por todas las partes de los moros que ningún alfaquí no fuesse osado de tener ni de leer otro libro sino los seys libros susodichos, y que ninguno no podiesse alegar ningún dicho ni fecho y acto de Mahoma sino aquellos que en los seys libros se fallassen, y que todos los moros de toda la morisma toviessen los seys libros sobredichos por auténticos y por verdaderos, así como que fuesse el mesmo Alcorán, y que estos seys libros fuessen acatados entre los moros así como el Alcorán. La qual cosa servan los moros y acatan tanta reverencia a estos libros como que fuesse el Alcorán mesmo; y los dichos allegados de estos seys libros son así valedores entre los moros tanto y más que los del Alcorán. Y digo más del Alcorán porque los moros siguen en una cierta causa por el dicho de Mahoma y dexan el dicho del Alcorán por nullo, el qual dicho de Mahoma está en los sobredichos seys libros, de manera que el dicho de Mahoma revocó y anichiló el dicho de Dios qu'es el dicho del Alcorán (...).
Desta manera fue restaurada la secta de Mahoma y por esta causa tienen los moros al sobredicho alcalifa en reputación de hombre sancto, porque él fue causa desta restauración de la ley de Mahoma. Pero yo digo que, por más que miraron los sobredichos seys letrados y copilaron sus libros, muchas contralidades posieron en sus libros y en muchos dichos y actos de Mahoma; los unos a los otros contradixieron y no concordaron, por la qual cosa se causaron las quatro opiniones que los moros tienen en ley o secta.

Juan Andrés