En muchas ocasiones se ha dicho que el fútbol es defender y atacar y, más que eso, muchos otros han defendido la idea que el fútbol es defender para atacar. En el transcurso de un partido tiene cabida dos tipos de situaciones, marcadas por la posesión o no de la pelota. Y dado que el objetivo final del fútbol es marcar gol, es necesario tener el dominio del balón. Por tanto, el único sentido de la defensa, es recuperar el balón o que el contrario haga un mal uso de él para poder atacar (Barea, 2004).
Por este motivo, debemos saber cómo queremos atacar para que en función de ello sepamos cómo queremos defender. Si las dos situaciones de defensa y de ataque son sucesivas, no puede ser diferente o contradictoria laforma de atacar y la defender. (Amieiro, 2007).
Preciado (2002) defiende que una buena organización defensiva nos puede ayudar a atacar de forma más eficaz, es decir, establecer una forma de defender que nos permita atacar de la manera que nosotros queremos. La intención debe ser robar la pelota con un objetivo concreto, para atacar al equipo rival.
Estas dos situaciones, ataque y defensa, vienen marcadas por una serie de principios ofensivos y defensivos. En este caso, las transiciones que ocurren en la aplicación de unos principios y otros, resulta fundamental en el desarrollo del juego, son las transiciones defensa-ataque (Montalbán, 2006).