Filosofía y religión en Schopenhauer

Por Garatxa @garatxa

Arthur Schopenhauer

Arthur Schopenhauer sostiene que la religión y la filosofía tienen un origen y una meta común, es decir, responden en el fondo a las mismas preguntas. ¿Cuáles son éstas?
Por un lado está la pregunta –la inquietud profunda– referida a la contingencia del mundo: ¿por qué existen algo en vez de nada? ¿por qué el mundo es así y no de otra manera? Por otro lado surge la pregunta –y la zozobra que la acompaña- sobre el mal en el mundo y la vida (atravesados ambos por fenómenos negativos como el dolor, la enfermedad, la muerte, etc.).
Si el origen de la religión y la filosofía está en estas preguntas también sucede que su meta es común: entender, por una parte, el orden del mundo (a pesar de su carácter contingente o innecesario...) y, de algún modo, aliviar el mal de la vida, liberar a la existencia del dolor, la penuria, etc. Pero aunque la religión y la filosofía tienen su raíz en estas preguntas y tienen también una misma meta, sin embargo sus respuestas y soluciones se mueven en direcciones opuestas.

El mundo como voluntad y representación


La respuesta religiosa se mueve en el terreno del “mito”, lo que significa, tal y como lo expone Schopenhauer, que se trata de una respuesta en último término “ilusoria”. Así, por ejemplo, cuando la religión promete una vida eterna en el más allá, su alivio del dolor de la vida mundana se apoya en una promesa falsa y el consuelo que logra es, así, artificioso, quimérico.
En cambio la respuesta que busca la filosofía tiene un carácter “racional” al pretender desterrar toda ilusión o falsedad (no todas las filosofías logran algo así pero esto está al menos en su base).
Schopenhauer, por lo tanto, aún reconociendo la raíz común y el mismo propósito a la religión y la filosofía, desarrolló una crítica filosófica de la religión entendida, por así expresarlo, como “opio del pueblo” (una droga que “anestesia”, etc.). Esta crítica de la religión es semejante a la que posteriormente expusieron autores como Nietzsche, Marx o Freud.