Fin de año ludopharmaco: ‘Los mejores jueguitos del 2016’

Publicado el 29 diciembre 2016 por Ludopharmacos @ludopharmacos

Otra vez nos hallamos en vísperas del festival absurdo que acontece anualmente, más por lo pronto no haremos mención a eso, pues esas reflexiones se las dejamos a mi compañero Eugenio, quien encarna a la perfección el sentimiento ludopharmaco. No es que yo no lo sea, pero él tiene ese no se qué, un mix de psicópata y minusválido social, que lo hace tanto gracioso como insoportable.

No obstante eso, este posteo no quita que este empapado de toda la parafernalia de fin de año. Es inevitable, pues salir de esa puede ser muy difícil y a veces simplemente no nos interesa salir. Aunque nosotros como siempre, en nuestro afán de seguir posteando y de escaparle por la tangente a la estupidez colectiva, torcemos todas estas sandeces y las aprovechamos para generar contenido.

De esta forma decidí que una buena manera de arrimar la tranquera es hablar, como siempre, de jueguitos; más esta vez haremos un breve repaso por la lista de los mejores jueguitos del 2016… por supuesto que no vamos a mencionar absolutamente nada que tenga que ver con estrenos porque para nosotros los estrenos terminaron en el año 96′ con la salida del Ultimate Mortal Kombat 3.

Será difícil la selección, muchos quedaran afuera, e incluso algunos estarán por ser simplemente clásicos del ludopharmaco promedio, pero nunca está de más recordarlos y volver a hablar de ellos pues son la panacea del conocimiento y las ludopatias. Pero mejor que escribir es hacer y mejor que hacer es jugar, o al menos así creo que era el dicho.

Un infaltable en cualquier noche, día, año y vida ludopharmaca es el

GAUNTLET

Durante infinitas noches de este terrible invierno nos metimos con Eugenio a atravesar los infinitos dungeons que pueblan el universo de Gauntlet. El juego no solo se metió violentamente en nuestras quemadas retinas sino que además pasó por las páginas literarias de nuestro querido Gazulo Samponi. Difícil es que juegos como Gauntlet no aparezcan siempre en el catalogo de ROMs de cualquier máquina que quieras emular, porque salió para casi cualquier plataforma. Eso da cuenta de la enfermiza adicción que el juego generó: todos querían jugarlo, desde los pobres diablos que jugaron las inmundas versiones que salieron para la NES, los trastornados que teclearon hachazos desde las falopeadas de Spectrum y los dichosos que tuvieron la mejor versión de todas, que no es otra más que el Gauntlet IV para Sega Genesis.

Otro clásico imbatible de este año fue el:

BATTLE CITY

No existe ser humano que se precie de serlo que no haya jugado a este inmenso clásico, que es recordado semanalmente en la vida del ludopharmaco promedio, pues es uno de los mejores juegos cooperativos de la historia. Si usted por una de esas casualidades llegó a este sitio cuál paracaidista en el Día D, y no sabe dónde se encuentra, y más aun, no sabe que es esto de lo que estamos hablando, le pediremos por favor no solo que se retire de acá sino que termine con su existencia de una vez por todas. Así como es incomprensible la vida sin los estupefacientes o las primeras nueve temporadas de los Simpson, imposible es una vida sin jugarse unas partidas de Battle City.

Un no tan clásico, más ampliamente jugado y muy oportuno, el

GUEVARA

Durante este año incontables personajes tuvieron la suerte de abandonar este inmundo planeta; uno de ellos fue el querido, odiado, amado y defenestrado Fidel Castro, el dictador vitalicio del paraíso caribeño de Cuba. Poco nos importa a nosotros los ludopharmacos toda la parafernalia sociopolitica; solo nos interesa sacar nuestro bajos instintos digitales de cualquier forma posible y en ese sentido, Guevara nos ayudó y mucho. Muchas jornadas bajo el frío matinal porteño nos hayaron a mi y al inmundo de Eugenio, metidos de lleno en esta cruzada de 8 bits por liberar Cuba de los malosos dictadores que la oprimían. Un juego de la san puta para jugar hasta terminar con el capitalismo mundial.

El siguiente en nuestra lista es muy especial, no porque sea desconocido, sino porque especificamente nos matamos jugando a la versión de PC-Engine del:

BOMBERMAN

Encerrados en un cuarto oscuro de Flores, nos hallamos emulando con Eugenio esta increíble versión del clásico de todos los tiempos, mientras bajábamos litros y litros de helada biecker. Esa maquinola que alguna vez intentaremos reseñar estaba a la vanguardia de todo: mientras nosotros nos drogábamos con las horribles versiones de NES, en japón, como siempre, jugaban como se corresponde. No hay nada más sublime que ver a Eugenio perder una y otra vez bajo el calor abrasivo de mis bombas.

Algo un poco más moderno pero no por eso menos increíble, el destructivo:

VIGILANTE 8

Los juegos de autos siempre me parecen totalmente aburridos y solo son interesantes cuando no hay que competir por ver quién es el mejor piloto, sino más bien la destreza de los conductores pasa más por la destrucción total. Una seudo excepción a esta regla sería el inigualable Rock’n’Roll Racing, que mezcla las carreras con masacres automovilísticas. No obstante eso, ambos títulos, son harto jugados por los hermosos niveles de explosiones, masacres y misiles. Nada más placentero que llenarle el culo de cuetazos a nuestros enemigos del alma.

Otro de la misma consola, que no falto en ninguna reunión, bautismo, bar mitzvah, casamiento y velorios del 2016 fue el:

CRASH BASH

Así como es imposible pronunciar DAAAAAYTOOOONA de otra manera que no sea como suena en los fichines, también es imposible no decir CRAAAAAASH BAAAAASH tal como suena en la presentación del juego. Una vez que se pone el CD, la voz sampleada queda incrustada en la memoria, tanto como los increíbles minijuegos que trae. Hoy día gracias a la emulación es fácil poder disfrutar de este clásico de PSx de a 4, siendo que cuando salió había que tener el adaptador loco, en forma de L u otras letras según cuán pirata sea, para enchufar los 4 joysticks. Dificil es, si, para los ludopharmacos promedio conseguir 3 personas más para compartir una tertulia de jueguitos.

Volvemos un poco al pasado de los 8 bits nuevamente porque es imposible pasar un año sin jugar al hermoso:

BUBBLE BOBBLE

La hipnótica música de los dragoncitos trastornados que lanzan burbujas se te mete a través de las orejas y no sale jamás, hasta que apagas la maquina, y eso suele suceder luego de decenas horas bajo las cuáles viste salir el sol y la luna sin darte cuenta. Pero se apaga la compu y las estridencias musicales siguen ahí, como las burbujas del juego, pero flotando incansablemente en las chispeantes conexiones neuronales de los atosigados cerebros ludopharmacos. De más está decir que la mejor versión hogareña es, sin lugar a dudas, la de la Master System.

Jugar videojuegos siempre es una forma eficiente de evadir todo tipo de realidades, y la realidad se escurre mejor cuando jugamos RPG’s y al que más horas le dedicamos este año fue el increíble:

DARKLANDS

Este juego es tan alucinante que tuvimos que dedicarle dos posteos, porque uno no alcanzaba, y si mis capacidades narrativas me lo hubiesen permitido, probablemente tendría más. Sin lugar a dudas Darklands fue mi juego del año ya que se llevo un montón de horas, no solo de juego sino de investigación. Eso lo transforma en un titulo 100% ludopharmaco, no solo por el hecho de ser un RPG, categoría bastante peculiar, sino más bien por todo el estudio que necesita para poder jugarse: no cualquiera se toma ese tipo de trabajo; junto con Eugenio imprimimos los mapas y los manuales, yo me dedique horas a leerlos para comprender la mecánica, no es joda esto de ser un trastornado ludopharmaco.

Otro más infaltable en las soporiferas tardes terraqueas es uno de autos, y claramente no es algo que yo juegue, pero este sitio está regenteado por más de un trastornado, hablo del hermoso

FORMULA 1: BUILT TO WIN

Pese a que no me guste el género debo admitir que este me llamo poderosamente la atención por el hecho de ser un juego bastante viejo con tantas cosas para hacer, dignas del hermoso Gran Turismo. Mucho no puedo decir porque en esta lista figuran juegos que son más bien del horrible y muerto de Krupa, pero si se, por experiencia propia, que ese pobre diablo le metió incansables horas a este jueguito, no solo durante el transcurso del año sino más bien desde el año 94′ que sigue intentando ganarlo sin cheats.

La vida es cada vez más violenta, pero por suerte a nosotros no nos asombra en lo más mínimo, porque durante este año nos sumergimos, como siempre, en la ultraviolencia del

DOUBLE DRAGON

Hoy día para los estándares de asquerosa corrección política bien puede resultar problemático que un juego comience con una damisela siendo trompeada y raptada. Muchos hablarán de violencia de género, del drama de la mujer vista como una princesa a rescatar, de los innecesarios golpes con bates, cadenas y cuchillos hacia otras damiselas que, en paños menores, intentarán hacernos morder el polvo. Lo cierto es que la ultraviolencia nunca acaba mal, los videojuegos son videojuegos y este año jugar Double Dragon nos sirvió no solo como terapia sino más bien nos ayudó a sobrellevar la inmundicia cotidiana que debemos atravesar tan solo al pisar las calles de nuestro país.

Otro también que se jugó muchísimo y se hablo bastante acá fue otro que también da cuenta del verdadero espíritu ludopharmaco, el

CAPTAIN TSUBASA 2

No todos los juegos dan cuenta en seguida de la esencia ludopharmaca. Todos los jueguitos tienen un aura de trastorno que nos caracteriza; en algunos títulos esto está más oculto y en otros no tanto. En este caso se parte de un hecho fundamental: está en japonés, es un juego de fútbol que usa mucho texto -por lo que hay que leer además de patear una bocha- pero igualmente se jugó de alguna manera en nuestra infancia, sin importar los insondables abismos lingüísticos que nos separaban. Más no solo se jugo en la infancia sino que el titulo fue una parte fundamental en este asqueroso año que por suerte ya se va.

La vida sabemos que es un camino infernal hacia una caverna oscura que nos traga para querer matarnos dolorosamente, pero por suerte siempre tenemos alguien que nos va a salvar y esa persona se llama:

H.E.R.O

Este extraño hombre-helicóptero nos ayudó a sobrevivir cuando el resto de la realidad nos daba un cachetazo en la nuca, los mal llamados amigos nos escupían los vasos y las arpías venían a chuparnos la sangre. Su único fin en este mundo es rescatar a todos aquellos que se hallen perdidos ya sea en cavernas, cuevas o oscuros rincones de la podrida psiquis ludopharmaca.

Pero no todo en este año fueron rescates y cuetazos locos sin ton ni son, muchas veces nos tuvimos que dedicar a tomar decisiones complejas y para eso jugamos mucho al

LAW OF THE WEST

En este sitio ya todos sabrán que le brindamos un gran espacio a la más maravillosa máquina de todos los tiempos, es decir, la Commodore 64. Los videojuegos, ya lo hemos dichos, nos ayudan a vivir; a tal punto que nos es imposible tomar decisiones importantes sin estar enchufados a alguna consola. Y es este juego un gran ejercicio cotidiano para entrenar las mentes ludopharmacas, para que puedan sobrellevar el tedio absurdo de la vida diaria con firmeza, determinación y sin que nos tiemble el pulso.

Bien podríamos terminar el posteo con trece juegos pero yo soy una persona sumamente supersticiosa y ese número no me simpatiza en lo más mínimo; además no puedo obviar todas las noches de invierno que me pasé jugando al:

WARCRAFT: ORCS & HUMANS

A través de oscuras tardes y negras pesadillas me enmarque en la más maravillosa aventura de fantasía que exista. La última vez que había jugado Warcraft 1 tenía yo unos escasos ocho años, apenas sabía leer, no entendía nada de inglés pero poco importaba cuando el objetivo era matar, destruir o romper las bases enemigas. Es así que la primer entrega de esta saga me acompañó infinidad de horas en las que lo único que podía contentarme era arrasar poblados humanos con mis legiones de orcos.

Y si hablamos de arrasar, hay algo que siempre está latente, que nos ayudó a manejar esto del aislamiento selectivo, y ese algo es la perdición, la muerte, la destrucción y la matanza indiscriminada, eso se llama

DOOM

No existen palabras para poder describir cómo un juego tan enfermizo, violento y destructivo nos ayudó a atravesar los 365 días del año. Es, además, paradójico, puesto que solo se trata de ultraviolencia. Uno piensa que la violencia en los videojuegos nos trastorna mas esto no es así: un cotidiano repleto de decepciones, de minas conchudas, de jefes hijos de puta, de cortes de luz y aumentos indiscriminados en los productos básicos son realmente los cánceres de la sociedad, y no la violencia en los videojuegos. Nosotros desde ya alabamos cualquier tipo de asesinato digital, y es el Doom el pináculo de las masacres.

Ya nos vamos arrimando a la tranquera, como diría un gran ludopharmaco; y no puedo evitar irme de estas páginas videojueguiles sin mencionar a un tipo que estuvo presente, literalmente, todos los días, un muchacho llamado

SPACE HARRIER

Yo he pasado este año por las más absurdas y delirantes crisis psicosociales y si había realmente algo que me calmase, que me hiciera sentir tranquilo cual Krupa con su medicación, era esa hermosa voz que me decía: WELCOME TO THE FANTASY ZONE, GET READY… YOU’RE DOING GREAT!!. Horas y horas tratando de dar vuelta el juego solo por el placer de escuchar a un ser digital diciéndome que yo, sencillamente, lo estaba haciendo muy bien.

Hasta acá la lista de los mejores 16 juegos del año Ludopharmaco. No fue sencillo y quedaron infinidad de juegos afuera. No pude nombrar a todos mis amados matamarcianos, que jamás me abandonaron durante todo este año; no como otras personas que se te acercan como vampiros modernos y te quitan las vidas, los continues, la guita y las cervezas.

Pero no importa los que no están en la lista. Ellos saben mejor que nadie que están presentes todo el tiempo. Así como las frases de los Simpson, que repetimos hasta el hartazgo; mismo sucede con los jueguitos. No hace falta ya mencionarlos siempre, porque están. Viven en nuestros cuerpos. Son parásitos, simbiontes que se nos pegaron y no queremos quitarnos. Sin ellos, moriríamos desangrados y para morir de esa manera, tan horrible y desastrosa, mejor seguir viviendo con esta adicción sanguínea.

Hasta luego,

Esteban