La primera semana en Florencia pasó sin apenas darnos cuenta, ocupadísimos entre visitas turísticas, aperitivos y clases de italiano. El fin de semana habíamos pensado visitar Siena o algún lugar cercano en la Toscana, pero finalmente tuvimos compañía así que decidimos quedarnos en la ciudad.
Natalia y Dani consiguieron encontrar hotel para esas fechas, así que volaron desde Inglaterra y el viernes a mediodía ya estaban por allí. Hay cientos de hoteles en Florencia pero muchos tienen precios prohibitivos o son hostales en pisos altos sin ascensor o baño en la habitación. Afortunadamente, buscando por internet encontraron una buena opción en pleno centro, con vistas al Mercado de San Lorenzo a precio excelente y sin ruidos.
Una vez que dejaron sus cosas en el hotel caminamos hasta la Piazza Santo Spirito y mientras comíamos, esperamos a Oscar que tenía clase en la tarde. Desde allí, salimos a dar un paseo por las calles para que tuvieran una idea de la ciudad y planear qué hacer los dos días siguientes.
El sábado por la mañana decidimos dedicarlo a visitar Il Duomo. La visita a la catedral es gratuita, pero hay un ticket de 10 euros que te permite, durante 24 horas, el acceso a 5 monumentos: la cúpula de Brunelleschi, el Campanile de Giotto, el Batisterio de San Giovanni, la Cripta de Santa Reparata y el Museo dell’Opera del Duomo. Eso sí, únicamente se permite la entrada una vez a cada uno de los monumentos.
Así que comenzamos nuestra visita por la catedral, visitamos el interior y desde allí accedimos a la cripta. Es interesante comenzar por aquí, ya que pueden observarse los restos extraídos de las excavaciones de la antigua catedral de Santa Reparata, destruida para construir la actual que vemos ahora, Santa María del Fiore. Hay interesantes restos romanos, medievales, algunas tumbas como la de Brunelleschi e interesantes pavimentos paleocristianos.
Y del suelo, al cielo. No sin antes subir los 463 escalones que llevan hasta la cúpula de Brunelleschi, probablemente uno de los símbolos de la ciudad y monumentos más visitados. Llegamos sin aliento pero las vistas merecieron la pena.
Al bajar hicimos una pausa para tomar algo y recuperar fuerzas en un bar cercano al mercado de San Lorenzo. Nos esperaban 414 escalones más para admirar la cúpula desde el Campanille de Giotto, así que decidimos visitar primero el Battistero. Teníamos especial interés por ver el interior, no sólo por lo espectacular que es sino también por ser un lugar clave en Inferno de Dan Brown, guión de alguna de nuestras visitas por la ciudad.
Si tuviera que quedarme con una de las dos vistas desde las alturas, creo que elijo las del Campanille. Desde ahí podemos observar el Batisterio, la ciudad en general pero además hay una visión espectacular de la cúpula y detalles de la fachada de la catedral. Nos encantó.
Y nos quedaba por visitar el Museo dell’Opera del Duomo. Merece la pena sólo por ver la Piedad de Miguel Ángel y el original de la Puerta del Paraíso de Ghiberti. Tuvimos suerte en poder visitarlo porque actualmente está cerrado por renovación hasta noviembre de 2015.
Habíamos visitado un montón de sitios y todavía nos quedaban muchas horas por delante, así que nos dirigimos caminando hasta el Mercado de las Pulgas, en la Piazza dei Ciompi, donde pasamos un rato curioseando entre libros y objetos antiguos al aire libre, aprovechando que la lluvia no hizo acto de presencia en estos días.
Callejeamos hasta cruzar el Ponte alle Grazie y saludamos al Uomo Comune de Clet. De allí nos dirigiremos hasta su taller, donde tuvimos la ocasión de encontrarnos con él y contemplar muchas de sus obras de arte urbano. Esto nos entretuvo más de lo pensado y nos tocó aligerar el paso para llegar hasta el Piazzale Michelangelo antes de que oscureciera… ¡más escalones! Pero de nuevo el esfuerzo valió la pena por las vistas de la ciudad que nos regaló el anochecer.
Al día siguiente teníamos pensado acudir a un acto que realizaban los abanderados de Florencia en el exterior del Palazzo Vecchio, pero se nos hizo tarde, así que nos detuvimos en la Loggia del Mercato Nuevo. Allí está el famoso Porcellino, así que nos hicimos la foto correspondiente, visitamos los puestos y los más atrevidos se animaron a probar el famoso Lampredotto en uno de los puestos de la zona.
Caminamos por Piazza della Repubblica, visitamos el Palazzo Vecchio y de ahí hacia Santa Croce y la biblioteca nacional, para cruzar el puente hacia Oltrarno. El mercadillo de Santo Spirito estaba súper animado, con cantidad de puestos más allá de los típicos souvenirs: cerveza natural, artesanía en madera, fieltro, paja, flores… ¡nos encantó!
Aprovechamos las últimas horas en los alrededores del Palazzo Pitti, antes de que tuvieran que tomar el autobús hasta el aeropuerto para regresar a Inglaterra. Un fin de semana intenso y bien aprovechado, durante el cuál disfrutamos de las mejores vistas panorámicas de la ciudad de los Medici.
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