Hace poco decidimos dejar la locura y el ritmo frenético de Londres atrás para pasar un fin de semana de relax en la costa sureste de Reino Unido, concretamente en el precioso pueblo de Rye, ubicado en East Sussex.
Personalmente, creo que es uno de los lugares relativamente cercanos a Londres que más me ha gustado. El pueblo es súper pintoresco, con unas bonitas casas y tiendas que parecen transportarte al pasado, y con unas zonas verdes y naturales muy próximas, perfectas para disfrutar de largos paseos en la naturaleza.
Este fue nuestro itinerario del fin de semana de junio que pasamos en Rye:
Viernes – primer día en Rye
El viernes, después de trabajar, nos desplazamos hasta Rye en tren. Desde Londres, cogimos un tren hasta Ashford International en la estación de London St. Pancras. En Ashford cambiamos a otro tren destino a Eastbourne, bajando en Rye. El trayecto, considerando que el tren de St. Pancras a Ashford es de los rápidos, nos llevó menos de hora y media, incluyendo cambio y esperas.
Al llegar a la estación de Rye la verdad es que uno no se queda impresionado, ya que parece una ciudad más, posiblemente porque los edificios cercanos a la estación son algo más modernos. Pero en cuanto dejas la estación detrás y giras un par de calles, esta sensación cambia por completo: ahora sí estás en el Rye que has visto en tantas fotos y posts en Instagram.
Tras dejar la estación y tener el primer momento ‘wow’ en Rye, no dirigimos directamente hasta nuestro bed & breakfast. Nos hospedamos en Hayden’s y tengo que decir que fue todo una acierto. El B&B es muy bonito, con una ubicación excelente y, sobretodo, ¡unos desayunos increíbles! Las vistas desde nuestra habitación tampoco estaban mal ¿no os parece?
Tras hacer el check-in y dejar la maleta, dejamos el B&B para empezar a explorar Rye. A esa hora, sobre las 19:00h, el pueblo estaba casi vacío, por lo que, en algunos lugares, Jesús y yo teníamos las calles para nosotros solos. Esto es algo que cambió por competo el sábado por la mañana, cuando estaba lleno de gente que, imaginamos, iba sólo a pasar el día.
Aprovechamos la tranquilidad para pasear por algunas de las calles cercanas al B&B y por las zonas más pintorescas, pasando junto al castillo de Rye del siglo XIV, junto a su bonita iglesia (mucho más grande de lo que parece por fuera) y junto a muchas tiendas de artesanía y manualidades, aunque a esa hora ya estaban cerradas.
El apetito se nos despertó pronto, por lo que tras pasear un buen rato nos dirigimos a Webbe’s at The Fish Café, restaurante del que habíamos leído muy buenas reviews sobre sus pescados y mariscos, y habíamos reservado con antelación (bien que hicimos, pues estaba bastante lleno a pesar de ser pronto). Ambos disfrutamos de una cena deliciosa y, aunque no es un lugar barato, sin duda lo recomendamos.
Al salir de Webbe’s nos dirigimos directamente al B&B a pasar la noche y descansar, listos para visitar el pueblo y sus alrededores el día siguiente.
Sábado – segundo día en Rye
En la mañana del sábado, tras una buena noche de descanso y una buena ducha, disfrutamos de nuestro primer desayuno en Rye, en nuestro B&B. Había que coger fuerzas para el paseo que teníamos previsto y ¡vaya si lo hicimos! Full English para Jesús y bacon bagel para mí, con zumos naturales, frutas y lattes muy bien hechos. Con la panza llena estábamos ya listos para explorar.
Tras revisar de nuevo la ruta que Jesús había planeado, decidimos coger al autobús que sale de la estación hasta la zona de Camber Sands beach, la playa más cercana a Rye. El día era soleado y precioso, aunque soplaba bastante el viento y la temperatura no era para nosotros (carne del Mediterráneo) la ideal para quedarse en bañador en la playa; pero habíamos leído mucho sobre las dunas de Camber Sands y lo ideal que la playa es para pasear, por lo que decidimos caminarla entera hasta la zona del río Brede, mojándonos los pies mientras paseábamos por la orilla. Un lujazo.
Al llegar a la zona donde la playa se funde con el río, y con ganas de seguir paseando, decidimos caminar río arriba y pasar junto a la zona del campo de golf, en ruta de vuelta a Rye, ya que no nos apetecía recorrer la playa de nuevo para coger el autobús.
Este paseo fue una pasada. Pudimos disfrutar de un montón de paisajes diferentes, de situaciones para nosotros surrealistas, como tener que cruzar la carretera al otro lado para continuar el camino o cruzar un campo pasando junto a ovejas (literalmente, entre ellas). Queríamos un finde de aire fresco, relax y naturaleza, y desde luego lo tuvimos.
Tras llegar a Rye, era ya la hora de comer y, a pesar del copioso desayuno, ya había gusa, por lo que tras refrescarnos un poco en el B&B fuimos a comer a una hamburguesería del pueblo, Hoof. El local era de lo más mono, y las hamburguesas de pollo estaban ricas, aunque las courgette fries que pedimos (nos encantan, y allí donde las tienen siempre las pedimos) no estaban muy allá, la verdad. Aun así, un sitio recomendable y que tiene fama por sus milkshakes y freakshakes, por lo que puede estar muy bien para una merienda en Rye.
El resto de la tarde la pasamos paseando por las calles de Rye y entrando a muchas de sus bonitas tiendas. Nos acercamos también a un supermercado gourmet que hay junto a la estación, donde aprovechamos para comprar algunas cosas para llevarnos de vuelta a Londres – somos muy frikis de los supermercados, la verdad, y para nosotros son un must en nuestros viajes y escapadas, ya sea en UK o en el extranjero.
Aprovechamos también la tarde para entrar a la iglesia y para buscar la calle más famosa de Rye, Mermaid Street, donde las casas, los adoquines de la carretera, y los rosales que adornan las ventanas parece sacados de un cuento inglés.
Cansados ya del tute del día, y con el cielo empezando a encapotarse, optamos por ir al B&B a descansar por unas horas. Al salir de nuevo, nuestro objetivo era el de visitar algunas otras calles que aún no habíamos visto, pero ya llovía bastante por lo que decidimos ir directamente al restaurante que habíamos reservado para la cena, The Union Steakhouse. Bastante bien considerado en TripAdvisor y otros canales de reviews por sus steaks, para nosotros este lugar fue una decepción total. No sólo no disfrutamos de la carne, sino que el servicio fue lento y pobre. Puede que tuvieran un mal día, pero nosotros no volveríamos y por tanto no os lo recomendamos.
Tras la cena, y con la persistente lluvia, decidimos volver al B&B a tener una ‘early night’, de esas de las que uno pocas veces tiene en Londres.
Domingo – vuelta a Londres
Conscientes de que había problemas en la línea de tren que conecta Ashford con London St Pancras, decidimos acortar nuestra estancia en Rye el domingo, marchándonos de vuelta a Londres a mitad de mañana. No obstante, queríamos irnos con un muy buen sabor de boca, el de nuestro último desayuno en el B&B, donde esta vez mi ‘sweet tooth’ pudo conmigo, y aunque Jesús optó por el bagel, yo caí en la tentación de las tostadas francesas. Y es que ¿para qué están los fines de semana si no es para disfrutar y mimarse?
¿Habéis estado en Rye alguna vez? ¿Os gustó? ¿Os gustaría ir? ¡Esperamos vuestros comentarios!