Fin de un largo puerperio.

Por Arielac
Uf! Siento la ausencia, han sido unos días complicados. Valeria y yo hemos estado bastante resfriadas, con tos, mocos, malestar general...en fin, yo hacía años que no me cogía un catarro así, menos mal que papá nos ha cuidado muy bien!
La semana pasada me quedé con las ganas de hacer una entrada, así que la hago ahora. Ya conté que Valeria está dentro de un programa del hospital de protección contra el virus respiratorio sincitial (V.R.S), que supone llevarla una vez al mes de octubre a febrero, para que le inyecten los anticuerpos contra ese virus. Cuando nos lo propusieron, dudamos, ya lo conté aquí. Al final, sopesando pros y contras, decidimos ponerle el tratamiento y debo decir que estamos muy contentos.Es muy efectivo, es verdad que ahora Valeria se ha resfriado, pero los mocos no le han bajado a los pulmones, que es lo que en realidad es más preocupante, así que contra el dichoso virus sí que protege. Es sencillo de poner, un pinchazo en el muslo, Valeria llora cuando se lo ponen, pero solo unos pocos segundos, se le pasa rápido y no tiene reacción después.
El jueves pasado tocaba inyección, así que llevé a Valeria. Cuando entraba en el hospital, vi de espaldas a una médico que me parecía una de las ginecólogas que estuvo en nuestros parto. No estaba segura, así que me acerqué y en ese momento ella y otra doctora se dieron la vuelta y se metieron en una sala. Las vi claramente. Eran las que "asistieron" mi parto. Puede parecer una estupidez, pero en ese momento se me vino todo a la mente, me temblaban las piernas, era como si acabara de parir en ese momento. Sentí que necesitaba decirles algo, hacerles saber cómo me sentía, cómo se habían cargado algo tan sagrado como es un parto y los primeros momentos madre-hijo. Tardé unos pocos segundos en decidirme. Cuando entré en la sala tras ellas, ya no estaban.
Estuve pensando tras eso. Valeria va a hacer 6 meses y yo llevo todo ese tiempo "de luto" por nuestro parto. Es hora de empezar a dejarlo atrás. No digo que lo vaya a olvidar, porque es algo que me va a acompañar de por vida. Pero es el momento de empezar a reconstruirme. Con todo lo aprendido, con todo lo llorado, siendo distinta, porque no soy la misma que antes de tener a mi hija e indudablemente soy diferente a como hubiera sido de tener un parto respetado. He tenido un puerperio muy largo, de casi 6 meses. 6 meses de introspección, de llantos, de aprendizaje, de dudas y de autoconocimiento, de navegar en las profundidades de mí misma, como bien explica Laura Gutman en alguno de sus libros.
Ahora siento que ha finalizado esa etapa. Tengo lo mejor, lo más valioso, a mi hija sana. No hay nada mejor que su sonrisa. Los primeros días separadas fueron muy duros, pero hemos ido compensando y construyendo un vínculo. Fue com`licado al principio, porque la separación deja huella, no olvidemos que somos mamíferos, no estamos "programados" para ser separados de nuestras crías al nacer. Los primeros tiempos fueron algo más difíciles, fueron tiempos de reconocernos, de ir rehaciendo esa conexión tan especial que no tuvimos al nacer, pero que seguía ahí, latente. Y aquí estamos hoy, 6 meses después. Unidas y felices.
Es el momento de soltar amarras y zarpar.