Fin de una era

Por Cayetano
Ulpiano Checa, La invasión de los bárbaros (1887)
4 de septiembre de 476:
Fin del Imperio romano de occidente. Inicio de la Edad Media.
Puro convencionalismo cronológico, una necesidad de datar, de acotar épocas dotándolas de cierta identidad.
Antigua, Media, Moderna, Contemporánea…
 ¿Habrá que poner nuevo nombre y fecha para la nueva era que se avecina?
Probabilidad nº 1.
Esperemos que el mundo reaccione y pare los pies a los que intentan crear una despiadada teocracia universal y volver a la Edad Media.
No tener que leer nunca en los libros de texto del futuro:
Año 2020: los nuevos bárbaros, tras provocar enormes oleadas de refugiados que se desplazaron a Europa y tras hacerse los dueños de media Asia y del norte de África, emprenden la conquista del sur del viejo continente.

Probabilidad nº 2.
Año 2020. Se avanza hacia una situación insostenible por parte del capitalismo financiero mundial. Descartada la guerra como método para "resetear" el mundo y empezar de nuevo, como pasó tras las dos guerras mundiales, se opta por el método más seguro: la consolidación de los poderes económicos frente a las democracias de los estados. Paralelamente a la proliferación de agrupaciones radicales, gracias a la sensación de inseguridad y al aumento del número de inmigrantes, logran llegar al poder grupos extremistas que se organizan en una especie de confederación a escala mundial. El fascismo ha resucitado. El capitalismo financiero brinda su apoyo económico a este nuevo orden mundial, sin derechos ni libertades, parecido al que profetizó Orwell en su "1984". Los ciudadanos pasan a ser de nuevo súbditos y productores- consumidores. Un mundo de semiesclavitud, con bajos salarios y nulos derechos sociales y laborales, donde la ciudadanía queda supeditada a la economía. Es la era del Gran Hermano.
Esperemos que al final no se cumpla ninguno de los dos vaticinios, que todo quede en un ejercicio de distopía histórica, en un mero pasatiempo y que las cosas sean mucho mejor en el futuro; sin embargo, los riesgos existen. Negarlo sería sencillamente mirar para otro lado.