Algunos proclamaron que la crisis económica que vive el mundo suponía el ejemplo más claro del fracaso del sistema capitalista, y que había llegado la hora del cambio. Que equivocados estaban.
Si algo nos está demostrando día a día esta crisis, es que el sistema capitalista en el que vivimos está sano como un roble. Que quienes manejan y controlan este sistema saben que tiene una salud de hierro, y que si en algún momento llega a tambalearse, los politicastros de turno, al servicio puro y duro de los mercados y el capital, estarán allí para apuntalar, sanear y alicatar.
Las pruebas son claras, los políticos europeos prefieren ver a sus ciudadanos pasar hambre y morirse sin poder comprar medicinas o acceder a los sistemas sanitarios, que enfrentarse a los especuladores y grandes señores del capital y pararles los pies.
¿Ejemplos? En Grecia, las medidas de austeridad que se han impuesto por orden y decisión de los mercados han hecho que el 27% de los ciudadanos esté por debajo del umbral de la pobreza. Instituciones como Médicos del Mundo y otras están teniendo que dar de comer cada día a más griegos que no pueden pagarse ni la comida.
En España, el 21,8% de los hogares está bajo el umbral de la pobreza. Este porcentaje sube hasta el 26% en el caso de la infancia, con 2,2 millones de niños por debajo de este umbral de pobreza. Y con las nuevas medidas, mucha gente tendrá problemas para acceder al sistema sanitario y a los medicamentos que necesita. Aunque, bien visto, esto es una gran medida. Los que no tomen sus medicinas y se mueran, representarán otro ahorro importante.
Hablamos de Grecia y España, "primer mundo", G20, Europa.
Mientras tanto, nauseabundas sumas de dinero para la banca, y las medidas que sean necesarias para contentar a los estafadores mundiales.
Me pregunto yo, que pensará toda esta gente desahuciada de sus casas, sin poder comer o comprar sus medicamentos, de esos regímenes en los que el estado te garantiza un trabajo, una vivienda a un precio que puedas pagar, acceso a la educación y a la sanidad... Ah, no, que esos son comunistas de mierda.
Fuentes: El Mundo (1), El Mundo (2), Europa Press.