Fin del mundo… y Alicia tan lejos

Por Cooliflower

El fin del mundo está cerca. O el mileniarismo, o ambos. Y no queremos morir sin que Alicia Keys nos de un concierto, aunque sea sin piano, aunque no cante. Aunque no sea Alicia pero por detrás se le parezca mucho.

El mundo se ha desplazado 8 grados y nosotros con estos pelos. Ya lo decían los Mayas, los Aztecas, Obélix y aquel señor que vendía seguros. Todos los indicios apuntan a un cambio inminente: los polos se invertirán, lo que estaba arriba estará abajo, lo que estaba abajo estará arriba. Nos tropezaremos con las lámparas. Las gacelas yacerán con los ornitorrincos y no sabrán que contarse. Telecinco emitirá documentales y Eduardo Punset hablará con acento gaditano. El mundo conocido se acaba y aquí estamos, solteros y con medio bonotrén.

El mundo cambia… Y quizá en Cooliflower deberíamos tratar el tema con suma seriedad, pero no, no creemos que sea lo propio; bastantes problemas se acumulan en Haití, en Chile, en las zonas que padecen las secuelas de inundaciones, ciclones, tsunamis y terremotos. Y ya no quedan ganas de lamentarse, sólo de ponerse manos a la obra. Sí, por supuesto que creemos que la Tierra avisa, que se revela, que empieza con ligeras murmuraciones de reprobación y termina lanzando collejas planetarias. Si te despreciaran, menoscabaran, perforaran… Si te cambiaran las manos por los pies, vistieran de tirolés, enfermaran, agrediesen y luego dijeran “disculpe usted”, ¿cómo te lo tomarías? Gaia está hasta las cordilleras de tanta agresión, pero el fin del mundo sólo llegará si nosotros lo decidimos; ya lo apuntábamos hace tiempo: somos los jardineros de este magnífico e inmenso jardín llamado tierra, así que dejemos de quejarnos por la mala suerte y cultivemos las cuatro letras de “Roma”, que tan ñoñas suenan cuando se pronuncian al revés. Trabajemos juntos, por nuestro bien.

Desde Cooliflower queremos recuperar el optimismo, las ganas de vivir, todo aquello por lo que estamos aquí. Son semanas complicadas, pero también días que pueden marcar una vida; puntos de inflexión. Así que… colaboremos, formemos parte activa de la sociedad, luchemos por aquello que consideramos justo, pero sin perder el optimismo, porque vivimos para vivir.

Cooliflowerense, desconecta la televisión, sonríe y arregla un poco el mundo, tú que puedes.

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