Esperanza Aguirre echó algo de gasolina a las pasiones encendidas, territoriales, viscerales, abigarradas y atómicas de los equipos de fútbol. La frenética relación entre el ciudadano, el fútbol y su equipo se puebla y trufa de apellidos como política, raza, muchas veces agravio y casi siempre sentimiento de superioridad. Por eso es tan atractivo para el poder y los políticos su empleo tanto para crear cohesión y sentimiento propio como para enarbolar y señalar al enemigo cercano, identificable, malvado. Y de eso tenemos variados ejemplos desde la España de emigración y futbol de Franco hasta la Argentina dictatorial de 1978 o los asesinos ultras de las barras bravas del Estrella Roja de Belgrado y su líder Arkan.En el fútbol la pelota no se mancha, como dijo Maradona, ni con drogas ni con absurdos planteamientos de nihilismo político, simplemente es el juego de las pasiones y no un ejercicio de prepolítica asustante y asustadiza. Por eso el grito de que se cancelara la final de la copa por los pitidos que se pudieran escuchar ha sido solo eso, una forma de aprovechamiento de un experimento social y deportivo popular en el que cabe el gritador más independentista y el señor mayor con bocadillo y nieto a su lado. Al fin y a la postre solo ha servido para catalizar el pitido más agudo y para dar fe y conciencia de que la televisión que lo retransmitió,, Tve1, hizo todos los esfuerzos para acallarlos aún a sabiendas de que ocultaba la "realidad". Una realidad lanzada y abrumada por Esperanza Aguirre y los medios.El resultado ha sido el himno más corto que yo recuerde, la pitada más fuerte de los últimos años y una persona política en boca y pensamiento de muchos, que era su fin e intención última.Políticos y fútbol, fútbol y políticos. Recuerdos del día de mañana.PD: Por cierto, enhorabuena al FC Barcelona y a su entrenador hasta ayer Pep Guardiola por el juego desarrollado. Un juego que hace olvidar los enjuagues del entorno de lo político y lo futbolístico.
Despierte el alma dormida, avive el seso e despierte.
A fin de cuenta sino pensamos y vivimos para que queremos estar.
Los pensamientos de hoy son recuerdos del mañana que tenemos hoy.