Una de las grandes habilidades del fútbol argentino es que siempre, aunque se trate de los peores momentos, logra resurgir con una actuación gratificante. Eso fue lo que lograron ellos dos, entrenadores de equipos dinámicos y con dos ideologías similares pero a su vez diferentes. Marcelo Bielsa y Diego Simeone son los protagonistas del día, porque llevaron tanto al Athletic Bilbao, como así también al Atlético de Madrid a la final de la Europa League. Momento histórico para el fútbol de nuestro país: dos DT argentinos definiendo una Copa europea el próximo 9 de mayo en Bucarest.
Era Marcelo Bielsa y su Athletic Bilbao el que tenía la empresa más difícil. No sólo porque había perdido en Lisboa sino porque el Sporting le había demostrado que podía complicarlo y mucho con sus dinámicos volantes y su peligroso nueve. Pero desde el minuto 1 la llave de la victoria tuvo nombre y apellido: Fernando Llorente.
El extraordinario goleador abrió el manuel de recursos del ’9 tanque’ para volver locos a los defensores lusos. El campeón del mundo con España fue pieza clave con dos asistencias magistrales para los goles de Susaeta y Gómez y un anticipo brillante en el epílogo del partido. Con el 3-1 sellado Bielsa será el único DT en la Liga Española que disputará dos finales en la temporada.
Distinto era el panorama para el Cholo Simeone , porque el 4-2 en el Vicente Calderón le daba la tranquilidad a su Atlético de Madrid y la preocupación al Valencia. Por eso el equipo ‘Ché’ salió con todo en busca de un descuento que nunca llegó. Peor aún fue cuando Adrián dibujó una golazo desde fuera del área para sentenciar la historia y poner el Aleti en su segunda final europea en tres años. Mucho mérito del DT argentino porque agarró a un equipo devastado anímica y futbolísticamente hablando y lo ascendió al 7mo lugar en la Liga (merodeaba los puestos de descenso cuando lo agarró) para llevarlo a los primeros planos.
Dos DT con un gran presente y sobretodo mucho orgullo argentino. De ese que muchas veces llega desde dentro del campo de juego, pero que no suele llegar desde el banco de suplentes.