Mari Paz Vega, una vez más maltratada por la empresa, lo intentó con un lote imposible
La última corrida de toros de la feria de Málaga fue otra nocturna con la que castigó la empresa a los abonados. Dos días seguidos con dos festejos de tarde y noche se hacen insoportables. Además, colocándolos en los días mas fuertes de jolgorio ferial se resintió la taquilla, porque no se entiende sino la entrada tan floja toreando Mari Paz Vega y Saúl Jiménez Fortes que se despedía como novillero de sus paisanos.
Un nuevo saldo ganadero se lidió esa noche. Mari Paz Vega se las tuvo que ver con un lote durísimo e imposible. El primero de El Montecillo tenía mucho peligro, frente al que estuvo muy decidida pero con el que no hubo posibilidades. Su segundo toro de Julio de la Puerta era un marrajo, que había mandado previamente a su banderillero Luis Miguel Collado a la enfermería con una herida en el muslo, en la cabeza y contusiones varias. Mari Paz solo pudo machetearlo por la cara y pasaportarlo. Recibió sendas ovaciones. Menudas las oportunidades que dan a esta torera en Málaga, como para hundirla cada vez más. Es muy triste e injusto.
César Jiménez salió muy dispuesto con su primero de El Montecillo, que aunque repetía las embestidas, lo hacía sin clase y con brusquedad. Por el pitón derecho vinieron los mejores momentos de la faena que fue a menos y por el pitón izquierdo no hubo acople ni temple, pues hubo muchos enganchones. Su buey segundo era manso y con muy poca clase. Durante toda la faena Jiménez insistía en que el animal tenía algún defecto en la vista. Quizás, el análisis posmorten, si se ha realizado, pudiera despejar las dudas. En un descuido le cogió propinándole una cornada en la cara posterior del hueco poplíteo de la rodilla izquierda. Herida que no le impidió proseguir la lidia hasta dar muerte al cornúpeta. Caminando hacia la enfermería fue ovacionado.
Jiménez Fortes se despedía como novillero en Málaga, con un lote de Algarra muy cómodo. Este novillero los tiene como los del caballo del Espartero. Muchas ganas y valor frío demostró toda la noche, aunque ese valor se hace inconsciente muchas veces en demasía. Su primer utrero era descastado y fue mal lidiado por su cuadrilla que es manifiestamente mejorable teniendo en cuenta los compromisos que se le avecinan. Destacó en un quite por chicuelinas muy ceñidas. El novillo no tenía clase en la embestida y se rajó. Fortes estuvo firme en una faena que adoleció de falta de ligazón. A su su segundo que fue soso, sin clase, aunque noble, lo recibió con unas verónicas templadas, echando la “pata palante” y gustándose. Con la muleta la faena tuvo muchos altibajos, con momentos en los que toreaba templado y otros en los que se hizo patente sus carencias técnicas, que deseamos no le jueguen una mala pasada en el decisivo compromiso de su alternativa en Bilbao. Hubo petición cariñosa del paisanaje no mayoritaria, que acertadamente la presidenta del festejo no concedió, y dio una vuelta al ruedo.
Con el festejo de rejones del pasado domingo, finalizó la peor feria taurina de Málaga de los últimos años. Como epílogo sirva el que tan acertadamente ha escrito Antonio Lorca:
“Acabaron las gafadas corridas nocturnas y una triste feria. Adiós a las petulantes figuras modernas -los más grandes y sofisticados enemigos de la fiesta- que tanto daño han infligido a esta afición generosa y festiva; adiós al becerro gatuno, un cáncer para la emoción; adiós a una autoridad sin criterio y al servicio de los poderosos; hasta pronto a una ciudad maravillosa que merece mejor suerte. Afortunadamente, siempre quedará la esperanza de que un nuevo tiempo taurino sea posible.”
Ese nuevo tiempo taurino está en las manos de la Diputación con la redacción del nuevo pliego y con la futura concesión a una empresa importante que tenga peso en el mundo del toro. También ese nuevo tiempo está en manos de la Delegada del Gobierno de la Junta de Andalucía, que debe lograr que haya autoridad en el palco y en los corrales, que defienda los intereses de los que pasan por taquillas y el prestigio de una plaza que está por los suelos. Esperanzas todas, dudas de que se haga muchas. Finalmente, un ruego: ¡no más corridas nocturnas, por favor!