Corinthians está ante una posibilidad doblemente histórica: puede consagrarse campeón por primera vez y de forma invicta, pero también puede quedar como subcampeón en la misma condición si empata y pierde por penales. Su rival, además, magnifica la gesta: es hexacampeón de América y tiene prestigio internacional. El Timao está a noventa minutos de la gloria y no piensa en otra cosa que no sea quedar en los libros gracias a la primera de las oportunidades.
MuyFútbol llegó a San Pablo, ciudad en la que se vive un clima inédito, nunca visto en finales de Copa Libertadores en la que tomaron parte Santos, Palmeiras y San Pablo, los otros equipos de esta ciudad que por cierto, ya han sido campeones de la Copa Libertadores. La atmósfera que reposa en tierras brasileñas obliga a respirar fútbol. Se es corintiano o anti-corintiano, no hay otra opción.
Los jugadores y el entrenador del Timao mantienen la cautela que no tienen los torcedores. Sin embargo, hay algo en que coinciden: la confianza. Tite se ha mostrado respetuoso de la mística boquense, pero espera plantear un partido muy parecido al del primer tiempo de la ida, neutralizar el ataque de su rival –léase Juan Román Riquelme—y esperar una chance para lastimar y trasladarle la presión a su adversario.
Los futbolistas no han realizado declaraciones rimbombantes los últimos días tras las polémicas palabras de Emerson hacia Riquelme, pero se los nota con el ánimo en alza. Conocen sus virtudes y creen en poder ganar el partido que los separa de la gloria. Por los futbolistas, en cambio, han hablado sus hinchas, que sienten que la vuelta olímpica es una cuestión de tiempo.
Con sólo cuatro goles en contra en 13 partidos en esta Copa, el Timao descuenta en poder creer en su solidez una vez más. Si bien en los últimos entrenamientos practicó penales, Corinthians espera contar con su buen arquero y su aguerrida defensa en óptimas condiciones para acrecentar su chance. El equipo de Tite, además, sabe que no estará solo en su búsqueda por ganarse un lugar en la historia. Cerca de 40 mil hinchas en la cancha y otros 33 millones en todo el país estarán apoyando este suceso nunca antes dado.
San Pablo está en vigilia. El cuarto equipo grande –y el más popular– de la ciudad está ante una chance única. Las armas del Corinthians son casi las mismas de siempre. A la habitual solidez colectiva y el buen rendimiento de sus intérpretes claves, le suma el plus de la confianza. Una confianza que el equipo supo transmitir a una hinchada que no deja de soñar en ser campeón de América por primera vez en su historia.