Final y principio con Die Walküre

Publicado el 21 septiembre 2010 por Titus

Para los docentes, como el que suscribe, los años no acaban en diciembre ni empezan en enero, sino que acaban y empiezan en septiembre. Acaban tras los exámenes de septiembre, cuando uno vuelve de las vacaciones al centro en el que ha estado durante todo el curso y empiezan cuando, tras las evaluaciones, uno se prepara para afrontar un nuevo curso escolar, ya sea en el mismo centro o en uno nuevo. En mi caso, ha sido en uno nuevo, que en principio estaba muy lejos de mi casa y me obligaba a trasladarme y prácticamente a dar por cerrado el blog hasta poder estabilizar mi situación. Afortunadamente, a última hora y de forma casi milagrosa me he podido librar del exilio y puedo volver a casa y escribir con regularidad. Con esta entrada, por lo tanto, cerramos un curso bloguero y empezamos otro, igual que en las óperas se cierra un acto y se abre el siguiente. Y para ilustrar musicalmente este momento, recurriremos a la que para mí es la mejor transición entre dos actos que jamás se haya compuesto.
Al final del primer acto de la ópera Die Walküre de Richard Wagner, Sieglinde reconoce en el extranjero que ha entrado en su casa a su hermano y amante y le da el nombre de Siegmund (protección victoriosa). Sólo él puede extraer la espada Nothung del tronco en el que años antes la clavó su padre, Wälse (que en realidad es el dios Wotan). Tras extraerla, Siegmund abraza a Sieglinde y canta "Novia y hermana eres para el hermano: ¡florece así, pues, sangre de los welsungos!", y el acto se cierra con un apasionado crescendo orquestal mientras los hermanos huyen juntos. Este es uno de esos fragmentos mágicos que se dan muy de vez en cuando en la música, capaz de emocionar hasta a las piedras. Ya sé que la música de Wagner causa cierto rechazo en muchos aficionados, pero incluso para ellos, quien escuche esto y no acabe con el corazón en un puño debería hablar urgentemente con un cardiólogo porque algo no va bien.
Escuchamos este fragmento en las voces de Peter Seiffert (Siegmund) y Petra Maria Schnitzer (Sieglinde), con Zubin Mehta dirigiendo a la Orquestra de la Comunitat Valenciana. La dirección de escena corre a cargo de Carlus Padrissa, con La Fura dels Baus. Elijo este vídeo porque yo estuve allí y pude gozarlo en vivo.

Y si el primer acto de Die Walküre tiene un cierre espectacular, lo mismo podemos decir de como se abre el segundo acto. Wagner parte de la misma célula que cierra el primer acto para abrir el segundo, desarrollándola y transformándola de forma que se va alejando de su ámbito natural para dar paso, con la entrada de los timbales, a una melodía que ya forma parte del imaginario popular y que será la misma que, más tarde, abrirá el tercer acto con la cabalgata de las valquirias. Si escuchamos el final del primer vídeo y el principio del segundo seguidos veremos que encajan, a pesar de que entre el uno y el otro ha habido una pausa. Y cuando uno vive esto en el teatro se consigue el efecto mágico de que la pausa desaparece de la memoria y la atención del espectador vuelve a estar enfocada en lo que ocurre sobre las tablas desde el primer compás, como si la música nunca se hubiese detenido.
En el siguiente vídeo, procedente de la misma función que el anterior, escucharemos a Juha Uusitalo (Wotan) y a la soprano Jennifer Wilson (Brünnhilde), ante quien debemos arrodillarnos y adorarla como la gran Brünnhilde del siglo XXI. Sí, Joaquim y Maac, vosotros también.

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