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argumento, escribir, escritura, final, finales, historias, lectura, literatura, novelas
Decir que una historia es lineal, que va de A hasta B, no significa que sea una línea recta. Una historia lineal se asemeja a un camino secundario de montaña más que a una autopista. Se parece a la gráfica de inversiones, con sus subidas, quiebres, descensos y nuevamente subidas. Una historia con estrategia lineal inicia un viaje irregular, que se hace cuesta arriba mientras se van construyendo el suspenso y el drama, tiene bruscas bajadas y giros ocasionales en varias direcciones hasta que llega a la cima: el punto más alto del conflicto, el clímax, el momento de la verdad en el que o se triunfa o se fracasa. Han aparecido (y desaparecido) compañeros de viaje, ayudas, obstáculos, y finalmente se enfrentan las dos fuerzas opuestas y los personajes que las representan. Una vez que se conoce el resultado la historia termina. Sólo una breve resolución ata cabos secundarios y responde interrogantes, luego de eso todo es cuesta abajo, anticlímax. Deberá ser breve o no ser.
La mayoría de los géneros de ficción, particularmente los de misterio, aventuras, suspenso y acción, llevan este molde: siga derecho, persiguiendo una sola meta, y cuando la haya alcanzado deténgase. Terminar justo después de la crisis, lo que sería un fallo en una historia circular, se convierte en una de las virtudes de las narraciones lineales.
En El halcón maltés de Dashiell Hammett, Sam Spade se involucra en lo que gradualmente nos daremos cuenta que es la búsqueda del “pájaro negro”, iniciada mucho antes. La historia comienza con un misterioso cliente y el asesinato del socio de Spade, Miles Archer. Encontrar el halcón no resuelve las cosas. Aun revelar que el halcón es una falsificación no resuelve las cosas. El halcón es una proposición ficcional, un pretexto, no es el tema central. Sabemos esto porque cuando la cuestión del halcón se resuelve la historia aún está lejos de acabarse.
Recuerde eso. El tema que finaliza una historia lineal es el que se percibe como el tema principal de la historia por el lector. De otra forma el fin será visto como un anticlímax, algo agregado sin mucho sentido cuando la historia se ha acabado.
En la novela de Hammett, no es hasta la confrontación final entre la cliente Brigid y Sam, en el que la primera se revela como la mentirosa y asesina que es (un misterio resuelto) y se conocen las circunstancias de la muerte de Archer (otro misterio resuelto), que la historia termina. Allí su tema central (el que la narración siguió todo el tiempo) acaba atado de manera satisfactoria.
Despejando el camino
La estrategia de las historias lineales requiere (incluso más que las circulares) que la narración se vaya estrechando mientras se avanza, para que el final pueda darse de forma limpia y decisiva.
Todo el ruido narrativo del entorno debe desaparecer.
Todas las subtramas y temas secundarios debe haberse resuelto (o casi). Si hay alguna división en la trama de la historia principal, debería converger en una sola línea narrativa en el momento en que se llega al clímax, como sucede en El imperio contraataca, de George Lucas. De otro modo, el asunto menos importante debe ya haber alcanzado su clímax/resolución (como en Eso de Stephen King) dejando el tema principal limpio para darle un final apropiado a toda la novela.
Todos los personajes secundarios deben haber hecho ya su trabajo cuando el final se acerca, dejando a los protagonistas solos bajo el foco de la atención del lector.
Hay una serie de consideraciones a tomar para que este final lineal sea efectivo, a continuación las principales:
Resuelva lo importante, no todo
Con una historia lineal, que termina inmediatamente después de la crisis, es vital focalizar sólo en las cuestiones centrales de la historia al final. No va a haber escenas de seguimiento, como en una historia circular, para poner en orden todos los cabos sueltos. Las subtramas tienen que ser resueltas correctamente antes de que comience la crisis final (dejando quizás cierta explicación menor). Tratar de acabarlas durante la crisis sólo aportará desorden y confusión a su línea narrativa. En el momento del clímax, su historia debe mirar hacia adelante (no hacia atrás, no alrededor, no hacia adentro). Debe ser todo un movimiento coordinado de avance hacia la escena culminante y la resolución.
En la resolución, justo después del foco de la crisis final, no se explica necesariamente todo, pero se muestra que se va a resolver. En la historia no hay más tensión dramática y es el momento en que su novela está realmente terminada, que usted debe escribir “Fin”
Del mismo modo que las buenas aperturas comienzan in medias res, con algo en curso, los buenos finales lineales no esperan hasta que cada mota de polvo se haya asentado. Muestre la explosión, pero no espere hasta que caiga cada pedacito de escombro o hasta que el humo finalmente se despeje. Si el ladrillo que se elevaba a unos quince metros ha llegado a la cima de su arco y se viene abajo, no es necesario ver que toca el suelo para saber que lo hará.
En el momento en la escena del clímax está terminada y las cosas han asumido su forma final, es el fin de la historia. Ni un párrafo, ni una palabra más allá.
No vaya a lugares lejanos con nombres extraños
No introduzca un escenario nuevo o complejo en su escena final, si eso va a significar detener la historia para explicarlo y darle sentido. Los finales lineales no dan sitio para las explicaciones.
Si el escenario es nuevo, pero simple (una meseta alta, el bosque en una tormenta, un circo, un supermercado, una autopista en la hora punta, donde sus personajes deben esquivar el tráfico a través de los carriles a pie), entonces no necesita explicación o descripción extensa. Tal ubicación debe ser evocada citando sólo unos pocos detalles eficaces; los lectores pueden rellenar el resto con su propia experiencia. Un entorno así, incluso si es uno nuevo, puede aumentar el drama sin convertirse en una distracción.
Pero si el final de su novela en sí va a ser bastante complejo, y no encuentra cómo reducirlo, mantenga todos los demás elementos tan simples como sea posible, como compensación. Eso incluye el escenario. Con un final complejo, tal vez es mejor mantener a los personajes en un escenario familiar, uno que haya sido descrito minuciosamente antes en la historia.
Pero lo bueno de ser usted el que escribe es que ese tipo de decisión puede ser retroactiva. Lo que es novedad para el lector es lo que no ha leído antes en la historia, no importa cuando usted lo creó realmente. Si usted encuentra el escenario perfecto para su final, o ha inventado un lugar maravilloso y se niega a prescindir de ese sitio (aunque sabe que un nuevo emplazamiento sería confuso o ineficaz sin una correcta descripción), entonces plante un precedente. Vuelva atrás en su historia y utilice ese lugar como la ubicación de alguna otra escena; cualquier descripción o explicación será entonces apropiada y hasta necesaria. De este modo usted será capaz de situar el final con sólo una frase o dos, haciéndose eco de la descripción original, tal vez mencionando algún rasgo memorable, para ayudar al recuerdo del lector.
No introduzca nuevos personajes
Por el mismo motivo que he explicado antes, no debería presentar nuevos personajes en el tramo final de su novela lineal. La excepción serían los personajes secundarios o figurantes que pueden explicarse/entenderse con pocas referencias, como estereotipos como un conductor que maldice por la ventanilla del coche, o un camarero que entrega el cambio y desaparece discretamente de la narración. Manténgase enfocado en los protagonistas.
Haga una escena
Asegúrese que su clímax es efectivamente una escena. No un diálogo, no un monólogo interior. Haga que algo suceda.
Así como las escenas generalmente proporcionan los comienzos más eficaces, también hacen los finales más poderosos. Del mismo modo que tuvo que pensar en una introducción que demuestre exactamente quiénes son estas personas y qué está en juego, ahora tiene que escenificar una situación que muestre claramente cuál es el conflicto final. Implica que usted no deba hacer ninguna explicación extra.
Al igual que en el inicio de la historia, seleccione y utilice buenos apoyos. Use eventos que el lector pueda ver en acción.
Aunque su historia esté más acerca de las actitudes que de las acciones, piense en alguna cosa concreta que su protagonista pueda estar haciendo, que no sea sólo pensar o hablar, para mostrar al lector tanto la naturaleza del conflicto como su resolución. Acciones dicen más cosas y más fuerte. Así que invente una acción apropiada para demostrar las realidades internas de sus protagonistas.
¡No cree nuevas subtramas!
Lo más importante de todo: no introduzca un giro que desarrolle una nueva trama o una nueva línea argumental. Aténgase al argumento principal.
Al escribir el final, usted puede pensar que está desarrollando una escena más, incluso una gran escena, o una secuencia. Lo que es fácil de olvidar es que, desde el punto de vista del lector, toda la historia está llevando a este momento. Tiene el potencial para crear una escena de inmenso peso y gran significación, sólo porque es el final.
Si usted no mantiene su trama principal, lo que ha estado desarrollando a lo largo de la historia, pierde todo ese impulso y hace que el lector sienta que toda esa acumulación de expectativas fue en vano. Usted estará tratando de empezar una nueva historia en los últimos minutos de la anterior, y no importa lo bueno que la situación sea como escena, el lector se va a sentir defraudado, decepcionado.
Cuando usted se está moviendo a buena velocidad, es peligroso tratar de girar en ángulo recto. Tiene que darse cuenta que la velocidad que su historia ha ido tomando, y no patinar en el final tratando de desviarse en el último momento. Esto se aplica tanto a las historias circulares como a las lineales.
Cualquiera fueran las fuerzas que estableció en un principio como el centro de su conflicto (ya sea interno, externo o una mezcla) deben ser las mismas fuerzas que se mantienen al final. Lo que está en juego debe ser esencialmente la misma cosa que ha estado en juego desde el principio, a pesar de que ha ganado significado, sentido y dimensión en el contexto del desarrollo de la historia. Los personajes que intervienen deben ser los protagonistas y quizás algún secundario imprescindible.
Su historia ya ha establecido un contexto, las normas, las personalidades, los elementos que están en juego: todo lo que necesita para darle significado al final. Tiene todo ese poder acumulado trabajando para usted. Úselo, guíelo, mantenga ese impulso. No tiene sentido detenerse ahora, tan cerca del extremo. No tiene sentido distraerse o complicarse.
Mantenga el final tan simple y directo como le sea posible.