Me gustaría poder decir que estoy de duelo. Que estoy pasando ese proceso de superación de la pérdida cuando se acaba una de esas series que has estado viendo durante meses. Pero no. Porque el final de "Dexter" ha sido una caca de vaca.
La serie de televisión nos había tenido entre fascinados y escandalizados con la historia de un psicópata a quien su padre, policía, había enseñado a matar a través de un código de conducta. Dexter Morgan también trabajaba en la policía y, desde dentro, tenía acceso a los expedientes de los asesinos que mataba y hacía desaparecer en las aguas de la soleada Miami.
Dexter tuvo 5 temporadas magistrales donde exploraba la relación de Dexter con su hermana, su esposa, sus compañeros de trabajo... sus problemas para mantener su doble vida y su necesidad de encontrar a alguien a quien poder contar todos sus secretos. Temporada tras temporada, la menda, sentada en el sofá, pensaba: ¿y qué van a hacer ahora? Y siempre me sorprendían. Hasta que llegó la sexta temporada y se fue todo a freír gárgaras. Una serie que ha sobrevivido al matrimonio y la separación de la pareja protagonista (hermanos en la serie) y al cáncer del actor protagonista no se merecía acabar así.
Suele suceder en casi todas las series de televisión. Los guionistas ya no saben cómo estirar más el chicle, o dependen de la decisión de la cadena, que todavía no sabe si les van a renovar una temporada más o no o, simplemente, pierden la perspectiva de cuál es la historia que están contando. Es entonces cuando llega el "jumping the shark", ese giro inesperado o absurdo, da igual, lo que sea para renovar una temporada más. En el caso de Dexter su huida hacia delante (traducción libre del jumping the shark) es cuando Deb Morgan, hermana de Dexter, compañera de trabajo en la policía, confidente y eterna víctima de todos los asesinos en serie que van poblando la serie, confiesa que está enamorada de su hermano ¿Era esto necesario?, ¿era coherente con la serie?, ¿era ridículo?, ¿era meterse en camisa de once varas? El caso es que esa temporada marcó un antes y un después y a la serie sólo le quedaba languidecer y morir.
No es el único caso. Qué va. Grandes series han caído víctimas de primeras temporadas demasiado brillantes (Prison Break, Héroes), de finales decepcionantes (Battlestar galactica) o de exceso de temporadas (Mujeres desesperadas, Expediente X). Aunque de todos los finales mierder, el que a mí más dolió fue el de Nip/Tuck. Vale que era una serie excesiva desde el primer momento. Una serie sin miedo a caer en el ridículo porque luego era sublime. A mí (y ahora me voy a poner un poco pedante) me recordaba a los relatos de David Foster Wallace. Los clientes de la clínica de cirugía plástica de los doctores protagonistas eran un repaso a lo más incómodo y extraño de la naturaleza humana: siamesas que no querían separarse, mujeres cañón que habían sido hombres y que querían volver a ser hombres, obesas mórbidas que querían adelgazar para epatar en la fiesta aniversario de su antiguo instituto, capos de la droga que pasaban cocaína en los implantes de silicona de sus amantes... Pero el día en que el hijo díscolo de los dos doctores (engendrado por uno y criado por otro) perdió el norte del todo y se dedicó a robar bancos disfrazado de mimo saltaron el tiburón.
El jumping the shark de las comedias de situación, donde no se permite el incesto ni el crimen, suele consistir en embarazar a la protagonista femenina con un tardanito para que llegue sangre nueva a la serie. Pasó en "Los problemas crecen" y en "El príncipe de Bel Air". Pero ojo, que también tenemos ejemplos de lo contrario. Series que han sabido evolucionar, mantenerse fieles a sí mismas y acabar (como diría Rajoy) como Dios manda. "Buffy cazavampiros" no sólo supo mezclar humor, terror, vampiros y adolescentes sin ser cursi. Es que supo hacerlo durante 7 temporadas, ¡y cada temporada tenía 22 episodios!
Mítico es el final de "The Shield" (atención, SPOILER), cuando su protagonista, policía corrupto que se ha librado de que le pillen en siete temporadas, llega a un acuerdo con asuntos internos: inmunidad a cambio de confesar. Accionan el casete y la trajeada agente escucha, horrorizada, la ristra de crímenes que Vic MacKey ha cometido. Ella le pregunta que si hay algo más. Él responde: "¿cuánta memoria tiene este chisme?"
Os dejo con otro final de ponerte los pelos como escarpias. El de "The wire", un homenaje a la ciudad que ambienta la serie, Baltimore, y que de paso nos cuenta cómo siguen sus vidas los personajes:
Y vosotros, ¿cuál ha sido el peor final de serie que habéis visto?, ¿y el mejor? Y, ¿qué os parece el lavado de cara del blog?, ¿a que ha quedado bonico?