Fisgoneo conyugal (por Chelo)

Publicado el 05 octubre 2015 por Imperfectas


Imagino que la mayoría habéis leído o escuchado la noticia del señor al que le han caído dos años y medio de cárcel por espiar el móvil de su pareja en busca de pruebas de infidelidad. Sin entrar a valorar este caso en concreto yo me pregunto cómo este hombre ha podido estar tan mal asesorado. Una cosa es que te valgas de técnicas poco licitas para cerciorarte de que te están poniendo los cuernos y otra es que lo presentes como prueba en un juicio de divorcio. No digo que no sea tentador, pero…
En cualquier caso, espiar el móvil de tu pareja, además de no ser legal, está feo. Quien dice móvil, dice correo o redes sociales o lo que sea. Incluso sin nada que ocultar es un ataque a la intimidad brutal. Otra cosa es que te de igual y te dejes el correo o el Facebook abierto en el PC de casa y el que venga se lo encuentre abierto y eche un ojo sin querer. No es que esté bien, es que es casi inevitable. Pero indagar en busca de contraseñas para infiltrarte en temas ajenos a sabiendas que el dueño de la información jamás te daría acceso, no me parece bien. Entiendo que según las circunstancias puede ser un acto muy tentador pero no deja de ser un ilegal y amoral.
Me alucina pero no me sorprende casi nada como la gente está dispuesta a casi cualquier cosa por cotillear en los WhatsApps, redes sociales y correo electrónico de sus parejas. No sé si conocéis al hacker Chema Alonso; si no lo conocéis os recomiendo buscar alguna de sus charlas en Youtube, es bastante interesante (por ejemplo, esta) . Este reputado pirata informático recibe constantemente peticiones con propuestas del tipo “ Ayúdame a entrar en le cuenta del banco de mi vecino que le voy a cobrar el importe de la WiFi que me ha estado robando estos últimos 3 años”.En su artículo: “Los 10hit de peticiones ilegales del verano” que podéis leer en este enlace, comprobaréis queel 60% de los requerimientos que destaca están relacionadas con el espionaje conyugal. De verdad me pregunto qué es lo que está fallando en nuestra sociedad para que nos fiemos tan poco de nuestras parejas, es más, para que estemos dispuestos a cometer un delito para espiar a nuestros contrarios. La eterna pregunta de si el fin justifica los medios.
Dicho todo lo anterior y como casi siempre digo hay que verse en situación. ¿Te han espiado digitalmente alguna vez? ¿Tú lo has hecho? ¿Lo harías? La respuesta no es tan fácil como parece a priori, al menos una respuesta meditada y sincera.