En la jauría de asfalto que nos hemos montado en la gran ciudad, a veces se nos olvida la necesidad, que como animales que somos, tenemos de contacto con la naturaleza. A veces no es suficiente las plantas de interior que tenemos en nuestro cuarto, el paseo por el Parque de el Retiro o la hortensia que pronto dará su flor en nuestro balcón.
Quizás sea deformación profesional o que el "hábito hace al órgano" y en la carrera nos acostumbraron mal llevándonos ( casi por las orejas) al campo para comprobar que lo que aprendíamos en clase era cierto cada mes; pero yo, en cuanto estoy un tiempo sin ese contacto, ya sea con el mar o con la montaña, siento que algo me falta; y la tranquilidad y la paz que me transmiten desaparecen por completo.
Día 1: Lugo - San Román da Retorta En este camino que desandamos, el Primitivo, llamado así por ser el primer Camino conocido, el que conserva la esencia del mismo, manteniéndo su encanto natural y rural por no haber sido aún masificado por los peregrinos ( y el afán de los pueblos por aprovecharse de la situación); he sido consciente de que de vez en cuando necesito esto: respirar aire puro hasta que no quepa más en mis pulmones, dejar la mente en blanco mientras observo paisajes que relacionar con mi vida en Madrid, y que el sol ( o la lluvia en este caso) me golpee en la cara para hacerme despertar.El cemento, al igual que la enredadera que cubre el tronco del árbol de la foto; envuelve y aprisiona a quien lo rodea. Pero en nuestro caso, se trata de un material demasiado resistente y fuerte para permitir dejar crecer a alguien o dejar bombear a un corazón sin resentirlo. El ver ese elemento todos los días sin tregua, hace que nos volvamos fríos y duros como él.. ¿y para qué sirve un corazón que no cumple con su función, o mejor dicho, incapaz de realizarla en el cuerpo en el que fue ubicado? ¿Quién quiere un corazón perfecto, brillante, sin heridas incapaz de sentir? ¿Nos habremos convertido todos en el hombre de hojalata del Mago de Oz, pero sin la necesidad de buscar aquello que nos haga latir?